lunes, 2 de julio de 2018

Mi pequeña yo

Si tuviera a mi yo de 7 años enfrente, la abrazaría. La abrazaría muy fuerte para que sepa que el amor más grande en su vida debe esperarlo de ella misma.
Le diría que nada de lo que le está pasando ahorita es su culpa. 
Le pediría que sea valiente porque ningún mal dura para siempre. 
Le contaría que, a pesar de lo que le dicen ahora, ella puede y va a ser muy feliz. 
Limpiaría sus lágrimas y le pediría que no deje de sonreír. 
Le recordaría que su felicidad depende de ella únicamente y que nunca deje de perseguirla. 
Le recomendaría que duerma porque, aunque no parezca, ella sí está segura y nada le va a pasar. Además que esas ojeras jamás se le van a quitar. 
La animaría a seguir disfrutando con todo su corazón seguir aprendiendo y a que aprenda todo lo que pueda. 
Le recordaría que no vale la pena vender sus ideales y principios por agradarle a gente que ni siquiera vale la pena. 
Le pediría que insista más en ver a su papá, que aproveche todo el tiempo que pueda con él, que le pida ayuda para sentirse rescatada lo antes posible. 
Hablaría con ella para que entienda que las personas que ahora le hacen tanto daño no son malas, que no llene su corazón de odio y que, al contrario, sepa llenarse de perdón y compasión, porque eso es lo que realmente la hará sentirse liberada y en paz. 

Todo esto cruzó por mi mente al ver una foto mía, en la que las ojeras empezaban a ser evidentes y ya no sonreía, mi mirada está perdida y es muy obvio que hay demasiado dolor en mi corazón. No voy a preguntarme otra vez por qué nadie lo notó, pero sí voy a buscar la manera de sanar eso. 

A esa niña yo le debo ahora. 
Le debo ser feliz, le debo sonreír, le debo perseguir esos sueños que alguna vez tuvo. 
Por esa niña, que perdió la gana de vivir tan temprano en la vida, yo pongo todas mis ganas por hacer de mi vida algo increíble. 
Sé que si fuera al revés, y ella pudiera verme a mí, se sentiría decepcionada de alguna forma por cuánto le he fallado pero también sé que sentiría alivio al ver que la felicidad es posible. 

Me costó escribir esta entrada, más que nada porque sé que aún queda mucho que sanar, mucho qué perdonar pero yo sé que no es imposible, porque también sé que me queda mucho por vivir y mucha felicidad y mucha paz por disfrutar. 


Hasta la próxima, my darlings!

Joyce, la amargada. 😎✌🏻