martes, 29 de marzo de 2016

El que esté libre de chisme, que tire la primera piedra

No hay de otra, aquí todos somos culpables. Todos hemos hablado de alguien. Y a todos nos han hablado de alguien. “En estos tiempos” es totalmente normal, ¿no? 





Sin embargo, no está bien. No es correcto. Y el que más habla NO es el más cabrón.
Nos ofende lo que hace alguien, aunque nosotros también lo hagamos, y necesitamos ir a decírselo a alguien, buscando el “sello de aprobación” de que la otra persona está mal y así sentirnos mejor nosotros.
Normalmente, los chismes son de carácter negativo, buscando dejar a la otra persona mal, por la falta de seguridad en sí mismo.

Aun en esto, hay niveles.

  1. El nivel Santo. Aunque son muy pocas las personas así, sí existen. Estas personas no hablan de los demás y hasta piden que no los involucren en asuntos ajenos. 
  2. El nivel Principiante. Hablan más que nada de celebridades, personalidades o figuras públicas que están lejos de ellos y que nunca los van a escuchar. 
  3. El nivel Intermedio. Estas personas hablan de personas que conocen pero que no hay un lazo que los una o que no hay un gran cariño de por medio.
  4. El nivel Culero. Estos hablan de TODO el mundo con quién puedan. Lamentablemente, no se dan cuenta que todos saben en qué momento esa persona ha hablado de ellos y su palabra ya no es válida para muchos.
  5. El nivel COO-KOO. De estos, menos mal, también hay muy pocos. Estos no solo hablan de todos los que puedan, también crean un mundo y una novela alrededor del chisme. Todos saben que NADA de lo que están diciendo es cierto, pero causa cierta gracia ver cuánto se desviven por crear el cuento.

Lo ideal sería estar en el primer nivel (el de Santo), pero todos somos humanos, todos cometemos errores y todos necesitamos, muchas veces, expresar y desahogar el descontento que sentimos por la actitud, acciones o palabras de alguien más. Solo fijémonos en que también podamos decírselo a la otra persona, si no, solo es un juego de no acabar nunca.

Decidí escribir sobre eso hoy, porque muchas veces me he atormentado pensando si Juanito está hablando mal de mí porque sus amigos Pedrito y Jaimito ya no me hablan igual. Y así varios casos.*

Al final, puedo decir que nada que diga alguien que me quiera de verdad puede afectarme mucho. Y nada que escuche alguien que me conoce o me quiere de verdad puede dañarme.

Hoy aprendí que si alguien necesita hablar mal de mí siempre, es por falta de seguridad de esa persona. Y que si alguien cree todo lo malo que le puedan decir de mí, no me conoce, no me quiere y no vale la pena.
Y así es como hoy puedo decir que ME PELA.

Algún día voy a aprender a que me pele lo suficiente para ni siquiera escribir de eso. 

Mientras tanto, me he propuesto minimizar lo malo que pueda salir de mi boca, hablar más de lo bueno de los demás y menos de lo malo. 

Ya me los imagino chismeando por esta entrada de blog también, ahí se lo disfrutan ;)



*Se utilizaron nombres ficticios.