lunes, 30 de marzo de 2015

Estereotipos

Estereotipo: Imagen o idea aceptada comúnmente por un grupo o sociedad con carácter inmutable.

Existen estereotipos en todos los ámbitos de la vida, el laboral, el social, el personal, etc. Pero, ¿hasta dónde puede un estereotipo afectar a alguien?

Toda mi infancia fui una persona solitaria, reservada y un poco extraña, no encontraba diversión en lo que los demás niños sí. 

Crecí y, aunque ya no era nada reservada, seguía siendo solitaria y un poco extraña, encontraba diversión en que la gente me viera como una mala persona, como una histérica sin causa, como la ira andante, como "endemoniada" como muchos empezaron a decirme. 
Pero un día me cansé. 
Yo ya no disfrutaba ver mal a las demás personas, aunque no las conociera, y empecé a buscar esa paz que mi corazón tal vez necesitaba.
Nadie ha entendido por qué lo necesito, supongo que es cosa solo mía, como siempre. 

Hoy, algo curioso sucede, y es que siento demasiada ira en mí y no sé qué hacer con ella. Quiero ignorarla para no darle lugar a eso que he querido cambiar en mí. Pero también quiero descargarla para que ya no viva en mí. 
Decidí que lo mejor era rodearme de la gente que quiero para sentir alegría pero no fue la mejor idea, aparentemente.

Es así, como limpiando mis lágrimas, me doy cuenta, que por mucho que me esfuerce, yo siempre seguiré siendo "el demonio" ante los ojos de los demás. Sigo siendo la histérica, la peleonera, la que nunca tiene sentimientos.  


Obvio, el cambio no lo hago por los demás, lo hago por mí, pero... ¿qué se puede hacer con los estereotipos? 

lunes, 16 de marzo de 2015

Hoy vi su foto

No esperaba empezar mi día así.
Hace aproximadamente un año que decidí no saber nada de él nunca más.
Y, de repente, ahí estaba en mi newsfeed de Facebook. ¿Cómo llegó ahí?

Todo empezó hace casi cinco años, cuando una amiga nos presentó y esa famosa "chispa" era imposible de esconder. Nos vimos los siguientes 5 días, esas "mariposas en el estómago" eran adictivas y no quería perderlas. No sé si él pensaba o sentía lo mismo, pero en ese momento todo parecía ser recíproco, era perfecto.

Luego de esos 5 días perfectos y encantadores, no supe nada de él por dos semanas y cuando estaba a punto de dar por perdida la situación, lo vi otra vez. Me explicó que acababa de salir de una relación muy larga y seria que no pretendía lastimarme y yo le creí. Un par de días después, me estaba presentando a su novia. Me quería morir de la vergüenza o pegarle a él por no haber sido honesto desde el principio. Decidí seguir con mi vida y no prestarle más atención pero como buena idiota que era, no dejaba de pensar en las estúpidas mariposas que sentía cada vez que miraba sus enormes ojos verdes.
Ya todo parecía regresar a la normalidad cuando apareció de nuevo, diciéndome que ya no estaba con su novia, que todo había sido un terrible error y empezó todo otra vez desde cero, o algo así.
Cuando parecía que esta vez las mariposas sí tendrían la oportunidad de seguir revoloteando libremente, adivinen qué pasó... Sí, él ya tenía OTRA novia. Ese sentimiento de querer morir por la vergüenza llegó otra vez. Estaba tan enojada con él y conmigo misma que lo saqué de mi vida. En poco tiempo, alguien más se interesó en mí y, aunque nunca fueron las mismas mariposas, yo estaba feliz con esta persona nueva que llegó a mi vida y me hacía sonreír.
Y, otra vez, él apareció pidiendo mi amistad, prometiendo no volver a lastimarme ni defraudarme, y más que nada, respetar la relación que yo tenía en ese momento. Quiero pensar que sí tuvo la intención inicial de cumplir con su palabra, pero como ustedes imaginarán, eso no fue lo que pasó. Nos volvimos los mejores amigos de parranda, él, mi novio y yo. La situación rápido se convirtió en algo imposible de manejar, habían celos, problemas, reclamos y decepciones por todos lados. Me quedé sin novio y él como muy buen amigo, me apoyó y me hizo compañía. Empezaba a verlo, de verdad, como mi mejor amigo pero noté que realmente ya íbamos por la tercera vuelta de ese juego raro que él y yo teníamos.
¿Cómo fui tan pendeja?
La tercera vuelta nos duró más tiempo y, otra vez, pensé que podría funcionar. Me pidió que le prometiera que lo amaría por siempre, hice la promesa y ese mismo día me presentó a su nueva novia. ¿Cómo? ¿Qué había pasado?
Esta tercera novia duró solo unos días pero gracias a ella no pude volver a confiar en él, estaba segura que siempre me lastimaría. Aún así, decidí que prefería tenerlo como amigo a no tenerlo en absoluto, por lo que la amistad y la parranda seguían ahí. Para mi pesar, las mariposas seguían ahí también. Mientras yo intentaba ignorar a las dichosas mariposas, él seguía con un desfile de novias que no le duraban ni el par de semanas.
Un día, con alcohol de por medio, hablamos sobre todo lo que había pasado en nuestras vidas en el año y medio que llevábamos ya de compartir tanto y él, otra vez, confesó estar enamorado de mí. Las estúpidas mariposas le ganaron a la sensatez, por lo que yo decidí intentar una última vez. No pasó ni una semana cuando la sensatez regresó a mí y pude reconocer que él no era bueno para mí. Él no era para mí, en absoluto. Y lo dejé ir, con todo y mariposas.
Desde entonces lo vi muy poco y, las pocas veces que lo vi, sabía que deseaba lo mejor para él y que había tomado la decisión correcta.

Intenté hacer la historia corta, en esos dos años que pasé en ese juego sin sentido con él, llegué a quererlo más de lo que esperaba y le lloré más de lo que necesitaba y, a veces, me dolía haberme alejado de él de esa forma, a veces más de alguna mariposa quería revivir. Pero él era, más que nada, algo que nunca me volví a permitir.

Hoy vi su foto.
No pude evitar preguntarme ¿cómo estará ahora? ¿será feliz?
Pero me di cuenta que sea cual sea la respuesta a esas preguntas, ya no me interesa.
Las cosas y las personas están dónde deben estar.

miércoles, 11 de marzo de 2015

¿Qué queremos realmente?

¿Cómo así que le siguen diciendo "bebé", "beba", "princesa", "nena", "mi amor", etc. a las mujeres sólo para sexo?
Tengan gracia, y más que gracia, tengan los pantalones bien puestos para decir exactamente qué es lo que quieren.
¿Que si dicen desde un principio qué quieren solo va a conseguir que les digan que no? ¿Qué tiene? De todas formas andan de mujer en mujer, ¿cuál es la diferencia si se les escapa una?

Quiero pensar que sí existen los hombres detallistas y románticos (en algún lugar del mundo deben estar), pero con tanto mentiroso que utiliza un romanticismo falso, pues se arruina la confianza en las mujeres.
¿O existen quienes necesitan escuchar eso para llenar ese espacio donde debería estar su auto estima? ¿Qué pasa cuando se dan cuenta que solo fueron un jueguito más?

Por otro lado, mujeres, empecemos a tomar las riendas de nuestra vida sentimental y sexual, sabiendo tomar las mejores decisiones para nosotras y sabiendo poner todas las cartas sobre la mesa.
Si alguien nos quiere hacer sentir mal porque no queremos lo mismo que ellos, no lo permitamos. Nadie sabe qué queremos o necesitamos mejor que nosotras mismas.

lunes, 9 de marzo de 2015

El Rapunzel

Hoy necesito hablar sobre otro tipo que anda ahí suelto por la vida: el acomodado (por falta de una mejor palabra).

Alguna vez fijé mi atención en alguien que, para ser honesta, se salía un poco del tipo que normalmente me gusta. Creo que eso, exactamente, hacía que me gustara más.

En muy poco tiempo, notamos cuánto teníamos en común y aunque yo realmente no quería saber nada de relaciones sentimentales ni nada por el estilo, en algún momento creí que sí podría existir algo entre los dos.
Él se mantuvo muy cómodo en su posición, nunca dio más, nunca se esforzó, nada.
Verán, él esperaba que YO llegara a buscarlo, que YO me acomodara a sus gustos, que YO dejara eventos por verlo, prácticamente YO tenía que conquistarlo a él. A la mierda.

No pretendo insinuar que el hecho que una mujer busque a un hombre sea malo, pero sí creo que el esfuerzo y el interés debe ser mutuo. ¿O me equivoco?
¿Vivimos ya en sociedades donde los hombres se sientan cual princesa en una torre mientras las mujeres luchan por alcanzarlos? ¿O es que les ha funcionado con algunas, entonces siguen repitiendo la mecánica con todas?

 Un día tuve la oportunidad de comentar sobre la experiencia con amistades en común, nadie entendía qué pasaba, todos estaban seguros que todo marchaba bien.

Llegué entonces a la conclusión inevitable: yo no le intereso lo suficiente y, francamente, no estoy para esas.

Desde hoy, dejo de decirle su nombre (el cual no publicaré obviamente) para decirle "El Rapunzel", que sigue cómodamente en su torre, esperando que alguien lo alcance. Algún día llegará la mujer que tenga la paciencia, los huevos y la motivación para llegar a él, lamentablemente, esa mujer no soy yo.

lunes, 2 de marzo de 2015

Un nuevo mundo

Hace un año exacto amanecí casi sin dedo, no encontraba mi celular, mi billetera estaba vacía, mi identificación estaba perdida, en fin, de milagro llegué a mi casa.
No, no era una borrachera normal. De hecho, fue el último día que puse pie sobre ese lugar. El problema no es el lugar realmente, sino la gente que lo frecuenta. Bueno, la mayoría de la gente que lo frecuenta. 
No voy a generalizar en cuanto a las personas, todas son diferentes. Lamentablemente, en ese mundo, todos terminan actuando de la misma forma, ya sea por imitación, porque las actitudes se han ido contagiando o simplemente por pertenecer, y son pocos los que saben defender lo que realmente creen y sus valores. Yo, aunque no me guste admitirlo, también fui del montón.
Toda la vida proclamé que era una persona independiente porque hacía lo que me daba la gana, ahora me doy cuenta que realmente era irresponsable y desconsiderada. Mientras estuve metida en ese mundo, sub-mundo, o como quieran llamarlo, tomé las decisiones más irresponsables de mi vida.
No voy a entrar en detalle con cada una, pero sí puedo decir que la mayor culpable de todo siempre fui yo. 
¿Por qué? 
Porque permití que la presión de pertenecer fuera más grande que yo.
Porque preferí olvidar mis valores por tener "amistades".
Porque no pude distinguir entre amigos y víboras. 

Hace un año decidí no regresar. Jamás. Y puedo decir que fue lo mejor que he hecho por mí. 

¿Me arrepiento? 
A veces sí, aunque la mayor parte de tiempo lo veo más como un aprendizaje, uno muy fuerte. 
Después de años de ser el centro de mi vida, de tener "amistades para siempre", estaba totalmente sola, estaba lastimada, estaba perdida. Todas esas personas que me juraron una amistad honesta y para toda la vida, eran las mismas que buscaban hacerme daño y que lo lograron. 

Nunca imaginé cuánto se aprende en un año, cuántos obstáculos se superan, cuántos nuevos motivos para sonreír se encuentran.
Hoy soy una persona nueva, tal vez no tengo mis valores intactos, pero sé que los tengo.

PD: el dedo está bien, por si estaban con el pendiente.