domingo, 19 de mayo de 2019

¿Qué hacer con tantas expectativas?

Hace algún tiempo, alguien me preguntó porque únicamente escribía sobre malas y tristes experiencias. Ignoré su comentario y aunque me molestó, hoy puedo finalmente aceptar que ese era mi estado de ánimo antes.

Conforme vamos aprendiendo de las cosas que nos pasan y creciendo a partir de esos aprendizajes, nuestra forma de ver cada una de nuestras experiencias también cambia.

En este caso, les compartiré una experiencia que ya veo como un gran aprendizaje. No me siento orgullosa de mi comportamiento durante todos los eventos tampoco pero de que aprendí, aprendí.

Hace ya un buen tiempo conocí a nuestro protagonista (no tiene apodo y no lo necesita) y realmente no tenía ni albergaba en mí expectativa alguna respecto a él. No me mal interpreten, lo conocía, le hablaba muy poco, a veces platicábamos de música pero nada más.

Con el paso del tiempo, noté que sí teníamos bastante en común y que, tal como me habían dicho varias personas ya, sí era muy guapo. Pues yo ya lo había notado pero no quería aceptarlo, ni siquiera para mí misma para evitarme problemas, porque ya me conocía y  me emocionaba un poquito rápido.

Como la vida da mil vueltas, al fin coincidimos y decidí que quería que se me complicara la vida con él. Y pues, me la compliqué yo sola.

Y entonces, mientras salía con él, no solo nacieron las expectativas, sino que fueron más grandes de lo que jamás habían sido para mí.

Yo esperaba demasiado de él y no era culpa de nadie realmente. Él estaba siendo él nada más y yo, por triste que se lea, nunca había sido tratada así de bien. Era totalmente nuevo todo. Cuando salíamos, él me miraba como si fuera la única persona que existía, me tenía paciencia (y miren que eso en aquellas épocas era RE complicado y casi imposible), me atendía, me consentía... Era bonito.

Claro, todo eso me llevó a dejarme llevar y a emocionarme por mis propias expectativas (cagadales, yo sé), y eso me llevó a volverme el personaje de la historia que nadie quiere ser: la intensa. Y es que era intensa para casi que exigirle más cada día. Yo quería más seriedad, más claridad, yo quería un título que me asegurara que había una relación seria.

Pausa acá.
No creo que haya nada malo en buscar algo serio con alguien, ni en el título de relación seria. Pero es que esto se da cuando ambas personas quieren lo mismo.

Regresando al relato, yo notaba que él no quería lo mismo que yo pero estaba encerrada en mi necedad de que eventualmente lo iba a hacer y que entonces todo sería perfecto.

Evidentemente, ese no fue el caso. 😂

Bueno, yo les dije desde el inicio que había aprendido de esta experiencia y sí, aprendí mucho.
Tal vez al inicio lo veía como el "malo del cuento" y me moría de rabia porque "cómo se atrevía a no quererme" HAHAHA
Pero como también les dije, uno va evolucionando y cambiando la forma de ver ciertas situaciones. Y ahora, con claridad puedo ver que él quería una compañía, sí; puede que yo le gustaba tanto como él a mí, sí; pero que él quisiera el mismo tipo de relación que yo, definitivamente no. Y menos cuando me dio la intensidad y la locura.

Ahora ya puedo ver que el saber qué quiero no es malo, que el buscar claridad sobre eso tampoco es malo. Pero que sí tuve la culpa de casi todo lo que salió mal ahí.
Tuve la culpa al exigir, al ponerme intensa y al dar por sentado que él TENÍA que estar conmigo. Pero más que nada, tuve la culpa al crear expectativas que no se iban a cumplir y, peor aún, de dejarme llevar por ellas.

Mucho se habla ya de que nos herimos más nosotros mismos con nuestras expectativas que las demás personas con sus acciones. Y ese, exactamente, fue mi caso.

No tienen ni idea la pena que me da verle la cara cuando me lo encuentro ahora. 😂

Al final, aprendí también a saber dejarme llevar por la vida, los momentos y las pequeñas sorpresas que el destino pueda tener para nosotros.


Sé que estás leyendo esta entrada y quiero decirte que siempre voy a agradecer la increíble persona que fuiste conmigo y que sé que seguís siendo, un total caballero. No me encantaba, pero sé que la distancia que tomamos era lo mejor para los dos y me agrada mucho saber que ya podemos hablar como dos personas adultas y tranquilas. 


Ah... ¿y qué hacemos con tantas expectativas?
En cuanto aparezcan, las hacemos una bolita y las tiramos a la mierda.


Hasta la próxima, my darlings.
Joyce, la amargada. 😎✌