jueves, 25 de mayo de 2017

Ya no odio comer sola

Durante toda mi vida siempre expresé muy fuertemente cuánto odiaba comer sola, lo he publicado en mis redes sociales y hasta he hecho debates al respecto.

Obviamente, yo sé que es estar sola en sí lo que siempre odié.

Verán, por situaciones de la vida que no me pondré a discutir ahorita (vean entradas anteriores), siempre pensé que estar sola era sinónimo de que algo malo estaba a punto de pasarme y de que yo no valía la pena. Encontrarme sola en diversas situaciones hacía que me sintiera abandonada, rechazada y hasta no querida.

Entonces durante muchos años, para mí fue conflicto emocional el estar sola, lo odiaba tanto, simplemente no podía (pensándolo ahorita, eso pudo haber afectado mis relaciones sentimentales, pero luego hablaremos de eso).

Yo necesitaba de la compañía, los consejos o las palabras de ánimo de mi familia, principalmente mis primos, y cuando no los tenían eran unos dramas que ni se imaginan... ellos no tienen que imaginarlo, obviamente, porque lo han vivido durante todo este tiempo. Perdón por eso.

De repente, gracias a una relación sentimental que terminó muy mal y que me tenía hundida en una tristeza re estúpida (sí, algún día hablaremos de esa relación también), alguien muy sabio me dijo que yo necesitaba aprender a amarme a mí misma y a pasar más tiempo conmigo para saber quién soy realmente. El secreto, según esta sabia persona, era que cuando ya me sintiera 100% cómoda conmigo misma en todos mis aspectos, estaría lista para una relación que valiera la pena.

Yo sabía que tenía que trabajar en mí misma y en esa inseguridad, que la mayor parte del tiempo, era más grande que yo y siempre me retuvo de hacer muchas cosas en la vida.

Poco a poco, porque tampoco les puedo decir que ha sido fácil, empecé a apreciar más el tiempo que dedicaba a cosas que eran solo para mí. Descubrí muchas cosas de mí que siempre tuve reprimidas y empecé a ver en mí cualidades que ni imaginaba que poseía.

Como buen ser humano, tengo fallas y defectos, se me escapa la seguridad que he logrado construir y le hago la vida imposible a los demás. Perdón por eso también. 

Antes me llevaba muchísimo tiempo intentar levantarme después de una recaída, me convencía que ser un fracaso, ser frágil y ser insegura era mi verdadero yo y seguía excusándome tras esto. Ya saben, las excusas normales "siempre he sido re estúpida", "ni siquiera me merezco algo tan bueno", "no soy tan inteligente o capaz", etc.

El tiempo sigue pasando y mi relación conmigo misma cada día es más fuerte y más estable. A pesar de todo, puedo decir hoy que amo quién soy y amo mi vida.

Sé que aún falta muchísimo por recorrer pero cuando veo todo lo que ya he superado, me siento fuerte y motivada para seguir adelante. Sé que sigo cometiendo errores y que en este camino tal vez lastimaré a alguien aunque no sea esa mi intención. Perdón por eso también. 

Y hoy me motivé a contarles un poco de todo esto porque hoy, por primera vez, comí sola y me sentí en paz, hasta feliz. Hoy les puedo decir finalmente: ya no odio comer sola. 







lunes, 15 de mayo de 2017

Equilibrio

Muchos la defienden, muchos la niegan, todos tenemos una teoría o una opinión al respecto, pero parece que no hay una respuesta real o correcta a una de las preguntas más viejas de todos los tiempos: ¿puede existir la amistad entre un hombre y una mujer?

Hay decenas de artículos que aseguran que es imposible, hasta dicen que está científicamente comprobado que dichas amistades platónicas son solo un mito.

Como pueden imaginar, esto viene acompañado de una historia, bastante divertida si así quieren verla, de esta su servidora amargada.

Hace unos años, no diré cuántos exactamente, inicié una amistad con un joven que, les prometo con todo mi corazón, siempre pensé que era feo y no le veía la gracia por ningún lado pero sí compartíamos muchas ideas, formas de pensar, gustos, opiniones, etc., que nos hicieron ser más cercanos cada día y yo llegué a asegurar que él era mi mejor amigo.

Siempre he culpado al alcohol de lo siguiente hahaha pero sí estoy consciente que fue culpa nuestra también. En alguna fiesta, pues todo se descontroló y nuestras muestras de afecto ya no eran las normales para dos mejores amigos. Les juro que yo hasta el día siguiente empecé a recordar poco a poco lo que había sucedido y nunca pude descifrar cómo inició ni quién lo inició. Pero el asunto es que ya habíamos cruzado la línea de lo platónico. Cagadales.

No sabía ni cómo verlo, ni cómo hablarle. No sabía si era buena idea tocar el tema de cómo había amanecido en su casa ese día o si era mejor hacerme la loca y fingir que nunca había sucedido.
Definitivamente, lo que más me preocupaba era nuestra amistad, no quería perder la dinámica que ya habíamos adoptado a lo largo del tiempo peeeeero estaba completamente segura que ya no lo veía igual.

Como vi que el tema nunca salió a relucir entre nuestras siguiente conversaciones, decidí hacerme la loca y hacer de cuenta y caso que nunca había pasado nada.
Nuestras conversaciones en redes sociales seguían siendo como antes del mentado día ese y yo estaba segura que todo volvería a la normalidad y que esa idea que yo tenía de "ahora él ya me gusta" era circunstancial y pronto abandonaría mi mente.

Pero... alcohol de nuevo. Cagadales de nuevo.
Esta vez yo sí recordaba, ambos iniciamos todo... que con coqueteo, que con indirectas, que con bromas doble sentido, etc. Y esta vez, me enoje conmigo misma, les juro que me daban ganas de cachetearme por pendeja, yo sabía que esa situación iba a arruinar una de las mejores amistades de mi vida.

Pero ahí seguía, jugando a la mejor amiga que en escondidas y en secreto quería muchísimo más de su "mejor amigo".

Obviamente, todo se fue al carajo.

Un día decidí que estaba enamorada de él y que tenía que decírselo porque vivir con todo en silencio me iba a matar. Error número uno. 
Y entonces junté todo el valor que según yo necesitaba y le dije todo, Por Whatsapp, obvio.
No tengo aún claro si lo acorralé, si le di lástima, si su respuesta en algún momento fue real, pero el asunto es que su respuesta fue un "yo también". Hablamos poco al respecto pero yo tenía entendido que empezaríamos a salir (ya no como amigos) y a ver a dónde llevaba todo.

Pero todo siguió igual que antes, en secreto, a escondidas y los detalles o gestos que yo esperaba que alguien "enamorado" tuviera, nunca los vi de él y me frustraba.

Eventualmente, noté que la atención de él estaba en alguien más. Yo sé que en ese momento, yo tenía que hacerme a un lado, dar por terminado todo (aunque nunca haya iniciado), alejarme de toda la situación y desearle lo mejor siempre... ya saben, lo que alguien con amor propio hubiera hecho.

Pero no, yo seguía con la necedad de que él dijo "yo también". Error número dos.
Yo seguía esperando algo de él, algún detalle o algo. En esta etapa fue cuando más bajo caí.
Él sabia lo que yo sentía, que debo admitir no era exactamente "enamoramiento" sino algún tipo de desesperación porque las cosas no estaban sucediendo como quería o esperaba, entonces él pedía de mí todo tipo de ridiculez y yo ahí estaba, pensando que esa era la atención y cariño que yo merecía.

Prometo que algún día me dedicaré a escribir sobre sus cagadales, pero esta historia está centrada en los míos.

Menos mal, un día abrí los ojos y me di cuenta que él tal vez me tuvo cariño alguna vez. Tal vez él intentó alejarme para que yo reaccionara y dejara de pensar que estaba enamorada de él. Tal vez él solo me vio como una buena amiga, tal vez ni siquiera la mejor. Hay muchos "tal vez" que siempre van a quedar en el aire.

Siento que los asusté un poco con la historia, sé que me leo RE intensa y hasta yo sola me di un poco de miedo y mucha risa mientras escribía pero les prometo que he estado trabajando en mí misma y en mi amor propio para ya no estar con tantos "tal vez" rondando en mi mente y atormentándome la vida.

Por si les queda la duda, no sé nada de mi "amigo" desde hace años y creo que es lo mejor para ambos. Espero de todo corazón que sea feliz, eso sí.

Y regresando a la pregunta inicial, ¿puede existir la amistad entre un hombre y una mujer?
Sigo creyendo que sí, porque veo que me rodean muchas personas extraordinarias que tienen amistades épicas totalmente platónicas.

¿Cómo le hacen? Creo que tiene que ser gracias a un equilibrio mental y emocional por parte de ambas personas, ese equilibrio que hace que tengamos siempre muy presente qué queremos en la vida, ese equilibrio que no permite que cambiemos de personalidad con alcohol o un par de palabritas dulces de alguien que ni nos gusta. Ya saben, ese equilibrio que yo no tenía cuando sucedió todo lo que les acabo de contar.

Y no puedo dejar de pensar en un ejemplo muy claro presentado en una de las series de tv más populares de los últimos tiempos: Robin Scherbatsky y Marshall Eriksen de How I Met Your Mother. 




Y ustedes, ¿piensan que puede existir la amistad entre un hombre y una mujer?