lunes, 23 de abril de 2018

Ya basta

Y entonces llega el día en el que decimos "ya basta".

Ya basta de darle el poder a los demás de definir mis emociones.
Ya basta de dejar que las decisiones de alguien más afecten mi vida.
Ya basta de no tener suficiente amor propio.
Ya basta de huir de las decisiones que son sanas y necesarias en mi vida.
Ya basta de no luchar por ser feliz.
Ya basta de pensar que la soledad es mala.
Ya basta de no darle importancia a mis sueños.
Ya basta de sentir que no soy suficiente y que no merezco cosas bonitas en la vida.




Todo esto nació desde el punto más bajo, desde una frustración profunda y una desesperación por querer hacer de mi vida algo más, algo mejor. Me aburrí de llorar por personas a las que no les importa si estoy bien o estoy mal, de arrepentirme de mis propias decisiones, de ver solo lo negativo en los demás o en las situaciones de la vida, de sentir que el mundo o la vida me debe algo.


Comprendí que debo dejar ir muchas situaciones, muchas personas y muchas actitudes dañinas para darle un lugar y un espacio a lo que realmente vale la pena, que esta es mi única vida y que no puedo desperdiciarla esperando momentos y oportunidades que yo misma debo crear para mí.

Una vez más, yo sé que esto puede reducir aún más mi círculo de personas cercanas y está bien, eso también es necesario.

Estoy lista para abrirle mis bracitos a todo lo hermoso que esta vida tiene, a emociones que me llenen verdaderamente, a personas que valgan la pena, las alegrías y la vida entera, a lugares inolvidables, a experiencias únicas, pero más que nada, estoy lista para amarme como nunca, porque a pesar de todo, yo sé que merezco ese amor.

Espero, en serio, que todos lleguemos a ese amor que nos debemos y nos merecemos.



Hasta la próxima, my darlings.

Joyce, la amargada. ✌😎



lunes, 9 de abril de 2018

Otra vez

Prometo que no fui yo esta vez.
Yo no lo busqué y, aunque una parte de mí sí moría por verlo otra vez, intenté mentalizarme por mucho tiempo con que no necesitaba verlo, no necesitaba saber de él, no necesitaba siquiera saber si estaba bien o no... Pero ahí estaba. 

Ahí estaba en el mismo lugar donde nos conocimos, con ese mismo brillo en los ojos y esa misma sonrisa que me indica una sola cosa: problemas.

Yo sé, yo les había dicho hace meses que era hora de superar este tema pero, por algún motivo, se me dificulta demasiado.

Y el problema es que yo lo veo y estoy con él, y dejo tirado el sentido común, se me olvidan todos esos sermones que tanta gente me ha dado (incluso los míos) y me vuelvo una papilla débil, llena de inseguridades, de debilidades y de malas decisiones.

Al final, yo sé que tiene que haber una solución, tiene que haber una forma de cambiar esta dinámica que se viene repitiendo por años, pero no sé cuál es.
No sé si la solución es solo interrumpir todo tipo de comunicación o si la solución es solo tener paciencia y hacerme la loca, de verdad, no sé.

En lo que encuentro la verdadera solución, yo sigo con mi frente en alto, recordando que todas las situaciones en la vida nos enseñan algo, que todo lo que vivimos son lecciones que nos van quedando... supongo que me queda aún mucho qué aprender de toda esta situación.

Mi lección, al menos hoy, es simple: todos merecemos a alguien que sienta que somos su lugar preferido, alguien que quiera estar con nosotros a pesar de y con todos nuestros defectos o limitaciones, alguien que sepa valorar los sacrificios que nosotros estamos dispuestos a hacer, alguien que nos sepa hacer reír en nuestros peores momentos, alguien con quién tengamos una química inquebrantable...
Puede ser que yo sea ese "alguien" para él o puede que no. Puede ser que él sea ese "alguien" para mí o puede que no. Aún no lo sé.

Ay, en fin, tantos peces en el mar y uno siempre fijándose en el mismo camaróncito.

Hasta la próxima, my darlings.

Joyce, la amargada. ✌😎