martes, 21 de febrero de 2017

Vivir con Depresión

Los comentarios son siempre los mismos.

"Ala gran puta, ya viene esta pisada con lo mismo otra vez"
"Qué hueva das, ya estuvo"
"Mira, no entiendo por qué siempre estás triste"
"Solo es de querer ser feliz, no entiendo por qué no podes"
"¿No estás muy vieja para depresiones pasajeras?"
"¿No estás muy joven para bajones tan profundos?"
"¿Por qué estas triste? Si sos bonita..."
"Tal vez te hace falta coger"
"Vos lo que necesitas es un marido que te mantenga contenta"
"No te pongas así, hay gente que te quiere, no seas mal agradecida con ellos..."
"Pero si ayer te estabas riendo, ¿qué pasó?"
"A ver, una sonrisa"

¿Es en serio, muchá?

Aunque sé que los comentarios vienen de personas que quieren verme bien y que se preocupan por mí (la mayoría porque siempre hay quien habla solo por hablar), es complicado explicarles cómo se siente realmente vivir con este monstruo que me atormenta, que se apodera de todo aún cuando yo no quiero permitírselo.



En este momento todavía me resulta difícil explicar lo que siento cada vez que me despierto y siento como un peso en el pecho porque no estoy lista para enfrentarme a mí misma, ese odio que me da cuando me veo al espejo y esa voz en el fondo de mi mente que me repite que nada de lo que hago está bien y lo maravilloso que se siente poder apagar las luces e irme a dormir, porque es mi único escape.

Por entradas anteriores en el blog ya saben que nunca ha sido un tema fácil para mí pero llevo casi dos años en que este monstruo se apodera de mí totalmente.

A estas alturas, ya todos (esperaría) sabemos que la depresión es más que un estado de ánimo, es una enfermedad que afecta nuestro estado de ánimo, así como nuestras funciones psíquicas y nuestro sistema nervioso.

No todos vivimos la depresión de la misma forma, ya que esta se manifiesta de distintas maneras. Así como no todos vivimos la depresión igual todos los días.
La depresión se manifiesta con tristeza, ansiedad, enojo o indiferencia y puede ser causada por mil razones distintas, desde hábitos alimenticios, estrés, condiciones de nuestro entorno, traumas y hasta factores genéticos.

Como dije antes, yo sé que muchas personas se preocupan y quisieran verme ya bien, ya sin estos tormentos, ya sin rabia hacia todo y ya con ganas totales de vivir. Y créanme, estoy luchando porque así sea. Lucho conmigo todos los días.

En esta lucha, a muchos les he repetido la frase "teneme paciencia", porque a veces ni yo sé cómo tenerme paciencia, a veces ni yo me aguanto.
Yo también me frustro de ver que ayer estaba bien y hoy ya no.
Yo también me molesto conmigo porque sé que hay gente que me quiere y siento que les estoy fallando todos los días.
Yo también quiero ya hacerme sho con lo mismo porque yo también ya me harté de sentirme drenada de energía todos los días.
Así que se los pido una vez más, ténganme paciencia. En serio estoy intentando.
(Ojo que tampoco les estoy pidiendo que me dejen sola haha)

No decidí escribir sobre esto para llamar la atención, crear lástima o recibir falsas palabras de aliento, no necesito ninguna de esas cosas, gracias.
Decidí escribirlo porque es más fácil para mí poder expresarme acá, porque muchas personas pueden sentirse identificadas, porque muchos tal vez quieren ayudar a alguien más, etc...

Sé que esta depresión cabrona no es permanente y sé que va a llegar el día en que diga "la dejé atrás".

Mientras eso pasa, les agradezco a los que de corazón han estado pendientes de mí y a los que estén pasando por algo similar, ánimo que no están solos.


lunes, 6 de febrero de 2017

Chuckie

Muchas veces me han preguntado "¿cuál ha sido la cita más terrible que has tenido?" y les juro que es difícil elegir solo una. Así que hoy les voy a contar de una de las peores.

Para aclarar, esto sucedió hace ya unos cuatro años tal vez.

El asunto es que el joven en cuestión, a quién llamaremos Chukie (hahaha), me había invitado a salir muchas veces antes y yo no me había decidido a aceptar sus invitaciones porque era un tanto intenso y cuando digo intenso, me refiero a que me mandaba fotos de bebés y me decía que así serían nuestros hijos. Ya ni recuerdo qué pasó por mi cabeza cuando decidí aceptar, al fin, su invitación a salir.

Nuestro plan era simple, él pasaría por mí, iríamos a cenar y luego cada quien a su casa.

Tal como se había planeado, él pasó por mí y no tienen idea de cuánto me arrepentí. Si el tipo era intenso cuando me invitaba a salir, imagínense cuando ya me llevaba en el carro. Se pasó todo el tiempo preguntándome cómo era mi boda ideal, qué esperaba en mi vestido de novia, si el tamaño del diamante del anillo era realmente importante para mí, que si el color de los vestidos de las damitas y que necesitaba que mejorara mis hábitos espirituales y fuera a Misa más seguido porque yo debía enseñarle a nuestros hijos.
Les juro que quería llorar.

No me mal interpreten, obvio que hablar de eso AHORA me haría muy feliz pero con alguien a quien yo decidí amar, alguien que de verdad signifique algo para mí, no en una primera cita. Y en ese entonces yo ni pensaba en eso, estaba feliz siendo soltera.

Al fin llegamos al restaurante. No es secreto que amo con el alma a Pollo Campero, así que el hecho de que Chukie eligiera llevarme ahí, le dio mínimo un punto a favor.
Es regla mía llevar siempre suficiente dinero para una cita porque siempre ofrezco pagar la mitad de la cuenta o mínimo lo que yo consumí pero Chukie insistió en hacer el pedido él (disque para sorprenderme) y pagarlo todo. El detalle también le sumó un punto... hasta que llegó la orden.
Llegó un plato con tres piezas de pollo y un volcán de papas fritas, a lo que él me dijo "yo me puedo comer la pieza más grande y tú las dos pequeñas". Fuck. ¿En serio? O sea, yo podía pagar mi comida y no hubiéramos tenido por qué estar en esa situación.

A estas alturas, eso era lo de menos. Ya me quería desaparecer de esa "cita" infernal.

Finalmente, le dije que ya me iba pero insistió en irme a dejar a mi casa. Qué putas... no pretendía dejar que él supiera dónde vivo. Qué miedo.
Ya muy molesto porque era RE obvio que la "cita" había sido un desastre, me pregunta el imbécil de Chukie "¿entonces qué, hoy no me vas a soltar nada, verdad?".

¿Es en serio, cerote? ¡¿Es en serio?!

Podrán adivinar que nunca en la vida lo volví a ver y nunca en la vida intentó siquiera hablarme otra vez porque, mi gordito, él era el ofendido.

Ya pensándolo bien, esta SÍ fue la peor cita que he tenido en toda la vida.


*Disculpen las groserías en el post pero eran necesarias para que sintieran que en serio se los estoy contando yo. Hahaha.