martes, 29 de septiembre de 2020

15 años después

 Han pasado 15 años, aunque parecen apenas 15 minutos.

15 años desde que me quedé sin ti. 

15 años de extrañarte, de amarte como siempre y si es posible, más cada día.


15 años de pensar qué estuviéramos haciendo, dónde viviríamos, qué películas o series nos compartiríamos en Netflix y cuáles serían nuestras favoritas para verlas juntos. 


Vivo imaginando las conversaciones que tendríamos sobre la política actual y cuánto la odiarías, sobre deportes y lo terriblemente mal que juegan los Cowboys pero cuánto disfrutaríamos verlos juntos, sobre los libros que amamos y cuáles compartiríamos. 


Pienso en lo feliz que te haría verme cocinando y lo feliz que me haría a mí el poder compartirlo contigo. 


Pienso en todas esas cosas que nunca te pude decir y en todas las que sí te dije pero que quisiera repetírtelas por siempre. 


Pienso en cómo sería mi vida de diferente si aún estuvieras aquí. 


Pero no hay manera de cambiar lo que pasó y aunque siempre te voy a extrañar, también sé que todo lo que compartimos fue perfecto. 


En estos 15 años que han pasado, pienso todos los días en lo feliz que era cuando estaba contigo, cuando me enseñabas cosas nuevas, cuando mirábamos películas viejas y cuando me explicabas los documentales que tanto amabas de la Segunda Guerra Mundial. 


Pienso en todo lo lindo que dejaste en mi vida, en mi corazón y me sonríe el alma, porque aunque ya no estás, sigo muy agradecida por haber tenido como papá a un ser humano TAN excepcional como tú.


No sé si así será, pero descanso en la esperanza de que te voy a volver a ver, a abrazar y repetirte que sos el mejor papá. 


Mientras tanto, intento seguir el consejo más grande que me diste, no me doy por vencida y lucho siempre por mí, por mi paz, por mi felicidad. 


Acá se te extraña todos los días y en todo momento. Y se te ama cada día más.