lunes, 16 de octubre de 2017

El innombrable

¿Saben cómo hay lugares que sabemos que son peligrosos aunque no los conozcamos totalmente? ¿O algunos animales que sabemos que son bonitos de lejitos nada más? Pues así hay gente también.

Es esa gente que pareciera tener un gran rótulo que dice "Cuidado" en la frente. Es esa gente que todo el mundo te advierte y te dice "no salgas con él, te va a lastimar". Es esa gente que cualquier persona con su sentido común totalmente funcional sabe que es mejor ni voltear a ver.

Pero, como ustedes saben, mi sentido común a veces se me iba de vacaciones y esta es la historia de una de esas veces y de una de esas personas que era una alerta de peligro andando, y aún así, me costó demasiado notarlo y aceptarlo.

La verdad es que, a pesar de que había intentado hacerlo antes, escribir sobre él siempre me costó y a este personaje siempre lo he descrito como "el que me rompió". Sin embargo, pude hablar una pequeña parte de la historia con alguien el fin de semana que pasó y me animé a escribir.

Érase una vez una Joyce mucho más joven que pensaba que ya había vivido todo tipo de situación y que ya conocía suficiente del mundo, una Joyce que pensaba que sabía leer las intenciones de las personas a la primera, una Joyce que no supo ver y/o aceptar que hay personas que no tienen miedo o preocupación de lastimar a los demás.

Esta pequeña Joyce había visto en distintas ocasiones al protagonista de este relato, a quien llamaremos "Voldemort", el innombrable. Aunque la mayoría de veces yo le digo "el hijuelagranputa ese".

Yo sabía que él era uno de esos peligros andando, había escuchado mil quejas de lo descarado y de lo cruel que podía llegar ser y sabía que de lejitos estaba mejor.
A pesar de que siempre nos encontrábamos en los mismos lugares y de que conocíamos a las mismas personas, nunca habíamos sostenido una conversación ni nada por el estilo. Él era engreído, con aires de ser superior y siempre miraba sobre el hombro a todos aquellos que no conocía bien (a veces a los que sí conocía también), entonces yo era medio invisible para él y eso estaba bien. De hecho, así tuvo que haberse quedado para siempre.

El asunto es que un día dejé de ser invisible, un día me vio y notó que yo existía. A Voldemort le tomó semanas el irse acercando a mi personita hasta que finalmente establecimos una conversación y él de inmediato empezó a invitarme a salir, a mandarme canciones e incluso poemas.
Había algo en él que llamaba mi atención, y luego de todos estos años, no entiendo qué fue realmente y tengo que deducir que era mi poca cordura o mi poco amor propio, o ambos.

Mi muy escaso amor propio hizo que yo confundiera sus intenciones y no me diera cuenta que él, tal vez en ese momento, no buscaba en mí lo mismo que yo buscaba en él.
Me llevó demasiado tiempo aceptar y comprender totalmente que él buscaba en mí un respaldo, un reemplazo, una "distracción" de su última relación.

Y no, no por esto fue que me rompió.

Ustedes saben cómo es la gente y a todos tal vez nos ha pasado que buscamos advertir a alguien de que se encuentra en peligro, entonces empecé a recibir los comentarios de esas personas que ambos conocíamos diciéndome que tuviera cuidado porque Voldemort era irracional y violento.
Obviamente, como yo era estúpida en esa época, yo no les podía creer que alguien que me tuviera así de emocionada y deslumbrada pudiera ser capaz de hacerme daño alguno.

Él empezó a querer limitar lo que yo hacía, a querer controlar mi tiempo y mis amistades, siempre con la bandera de "me preocupo por ti y quiero que estés bien". ¿Por qué no iba a creerle?
Pero me di cuenta en algún momento que era un poco extrema su preocupación por mí y sentía que no la demostraba de la forma correcta, pero quería hacer las cosas bien y estar con él.

Era tan complicado todo y en el fondo de mi corazón, yo sabía que algo no estaba bien, pero cuando intentaba salirme de ese control que él me tenía, cuando intentaba discutirlo o pelearlo, recibía gritos de parte de él que me recordaban que yo no era nadie, que yo ni siquiera era bonita, que yo no era inteligente y que yo debería estar agradecida porque él, siendo obviamente superior a mí, se había fijado en mí.

Como les digo, mi amor propio era inexistente y con él, cada día se desvanecía más. Yo llegué a pensar que merecía esos gritos por no comprenderlo, aceptaba que sus infidelidades seguramente eran por mi culpa, pensaba que las lágrimas que lloraba todos los días y todas las noches eran mi culpa únicamente y justificaba que su abuso psicológico era su forma de demostrar amor.

Pero gracias a esas personas que siempre están pendientes de uno, que me motivaron y me apoyaron, empecé a expresar mi descontento por la forma en que me trataba y la forma en que pretendía llevar la relación. Y entonces todo se fue aún más a la mierda.

Si él me gritaba, yo le gritaba de regreso. Si él me insultaba, yo lo insultaba de regreso. Y yo pensaba que esa era la forma correcta de defenderme y de hacer valer mi punto, cuando todo hubiera sido más simple y más fácil si tan solo hubiera dejado la relación a tiempo.

Entre esas veces que nos gritábamos como idiotas, un par de veces me jaloneó o me empujó, un par de veces me agarró la cara con su gigante mano para "hacer su punto valer". y una sola vez levantó su mano en señal de que iba a pegarme.

Yo sé que haber permitido que me jalara de un lado a otro o que me medio empujara para que dejara de gritarle fue un error gigante que lo llevó a creer que podía pegarme, pero yo seguía sin darme cuenta. Hasta que vi que definitivamente se me acercaba una golpiza inolvidable. Afortunadamente, estábamos afuera de uno de los lugares que frecuentábamos. Así que grité. Grité todo lo que pude, hasta que varias personas llegaron y él nunca pudo darme ni un solo golpe.

No les voy a mentir, se me fue el alma del miedo. Y entonces recordé de las advertencias que alguna vez me hicieron y decidí indagar más.

Me enteré que esa relación que él tuvo antes, había terminado por sus golpes a la pobre chava. Luego de que la relación terminara, ella recibió clases de defensa personal y algunas artes marciales (discúlpenme pero no recuerdo bien), por el miedo que este imbécil le había dejado en la vida.

Me enteré, también, que ella no era la única que le había sufrido este tipo de cosas.

¿Cómo era posible que yo lo viera como todo un príncipe azul cuando claramente era peor que el monstruo del cuento?

Y fue ahí cuando comprendí que él eventualmente me iba a pegar cuando tuviera la oportunidad de hacerlo. Y comprendí, principalmente, que tenía que alejarme de él.

Toda la "relación" fue un drama increíble que intenté resumir lo más posible en este relato, un drama que duró alrededor de un año. Y después de ese año en el que cortamos, regresamos, nos gritamos, nos contentamos, etc., yo estaba lista para velar por más por mí y menos por él.

Sí, él me rompió. Con mi ayuda, pero me rompió.

Después de él, yo perdí la fe en la humanidad y pasé años aislándome de las personas que parecían tenerme un cariño sincero, especialmente de aquellos que buscaban salir conmigo o entablar una relación sentimental conmigo.

Muchos me han preguntado por años si en serio él nunca me golpeó. Y siempre contesto con la verdad "no, nunca me golpeó, no físicamente."

¿Qué fue de él?
No tengo idea, no lo he visto en años y ojalá eso así se mantenga.
Sé que está con alguien más y espero, de todo corazón, que haya cambiado esa forma tan tóxica de ser y que no esté haciendo sufrir a alguien que le ha dado su confianza.

¿Qué aprendí yo?
Que ni siquiera un grito o intento de grito es aceptable de alguien que supuestamente lo quiere a uno.


La violencia psicológica, física o de cualquier tipo debe ser inaceptable en cualquier tipo de relación.

Ah, y mujeres (hombres también, ¿por qué no?) no tengamos miedo de alzar la voz, de pedir ayuda y de saber denunciar cuando estamos siendo víctimas de algún tipo de violencia.


Joyce, la amargada. ✌😎

sábado, 7 de octubre de 2017

30 cosas que aprendí a mis 30 años

Como ustedes saben, y por si no sabían pues les cuento, tuve mucha ansiedad por cumplir los tan temidos 30 años y hasta repetía constantemente que estaba pasando por la "Crisis de los 30".

Moría del miedo de decir "tengo 30 años y soy un fracaso" o "ya llegué a los 30 años y no he cumplido las metas que me tenía planteadas", tenía miedo de decir "ya estoy muy vieja para esto", tenía miedo, realmente, de las responsabilidades que sabía que vendrían con la edad. 

El día de mi cumpleaños, alguien me preguntó si haría una entrada sobre los 30 años y yo muy segura le dije que no, creo que seguía con "crisis" en la mente o algo por el estilo.

Pero luego de ese día y de las respectivas celebraciones, me di cuenta que realmente no hay ninguna crisis, al contrario, hay mucho que agradecer, hay muchas lecciones, muchas ganas de seguir con esta aventura llamada vida. Y aquí les comparto un poco:


1. La vida es muy corta como para estresarnos por todo. Recordemos aquella frase que nos dice que nada dura para siempre, recordemos que tenemos siempre la habilidad de salir adelante y de vencer cualquier obstáculo que se nos presente, si sabemos tomar las mejores decisiones. 

2. Nuestros mejores amigos no nos van a aplaudir todo lo que hacemos siempre. Una característica fundamental de los mejores amigos es que nos apoyan en todas nuestras decisiones, por supuesto, pero también nos dan consejos que necesitamos aunque no los queramos escuchar, nos jalan las orejas cuando saben que estamos cometiendo un error y nos recuerdan por qué valemos la pena. 

3. Todo lo que hacemos en esta vida tiene una consecuencia. A muchas de esas consecuencias les llamamos aprendizajes, obviamente. Pero pensar dos veces antes de actuar nunca está de más. 

4. Amarnos a nosotros mismos no siempre es fácil pero sí esencial. No podemos pedir que alguien nos ame, si nosotros no sabemos hacerlo primero. Conocer qué nos da valor, también nos ayuda a tomar mejores decisiones para nuestra vida. Sí, este aprendizaje es super nuevo para mí pero me ha servido demasiado a ser cada día más feliz. 

5. Si alguien nos hace sentir como que no valemos lo suficiente, no lo necesitamos en nuestra vida. Esto aplica a amigos, parejas, incluso a la gente que seguimos en social media. 

6. No siempre tenemos los mejores gustos al momento de elegir una pareja. Eso no es malo, lo malo es no darse cuenta y quedarse estancado en un patrón de personalidades que no nos aportan nada y no nos ayudan a crecer. 

7. Todos tenemos un lado raro y todos tenemos un tornillo medio zafado. Y es bonito. Y está bien. 

8. Buscar la aprobación de los demás nos puede matar, literalmente. No dejemos de comer, ni dejemos de vivir por buscar un "ok" de gente que ni siquiera es fundamental para nuestra vida. 

9. El dinero va y viene, sí. Y luego de haber pagado nuestras cuentas y nuestras deudas (porque eso es lo principal), no tiene nada de malo en gastar algo para nosotros. Al fin y al cabo, para eso trabajamos. 

10. Buscar un trabajo solo para pagar cuentas nunca nos dará una felicidad completa ni un sentimiento de logro. Lo más hermoso de la vida es trabajar en lo que nos apasiona, lo que nos llama, lo que nos llena. Vocación se llama. 

11.  Las mejores cosas siempre cuestan más. Siento que esto es una ley de vida que nos permite aprender a apreciar lo que tenemos. ¿Queremos un buen trabajo? Requiere esfuerzo. ¿Queremos un cuerpo increíble? Requiere esfuerzo. ¿Queremos una relación bonita y funcional? Ahí sí no sé qué decirles, pero seguro también requiere esfuerzo. Y así.

12. Llegar a los 30 años soltera, sin hijos y muchas veces sin idea de qué se quiere o se espera de la vida no está mal. Cada quien va a su propio ritmo. 

13. No todas las amistades están hechas para permanecer durante toda la vida. Muchas se quedan con nosotros hasta que aprendemos lo que tenían que enseñarnos, ya sea por grandes momentos compartidos, por sabias palabras o por dolorosas decepciones... o por todo lo anterior junto. 

14. Aprender a "leer" las intenciones que los demás tienen con nosotros nos puede ayudar a evitarnos muchos problemas y futuras decepciones. Muchas veces, esto se puede lograr con ese sexto sentido al que llamamos "intuición"; si algo no se siente del todo bien con alguien, lo más seguro es que esa persona no es la correcta para nosotros en ese momento.   

15. Creo firmemente que las personas malas no existen. Existen malas circunstancias, malas decisiones, malos ejemplos, malos entendidos, malas enseñanzas, malos ambientes, malas situaciones, intenciones mal dirigidas, etc., pero siempre tiene que haber algo bueno dentro de todos. 

16. Cuidar de nosotros mismos es un pasito más a la felicidad. Y me refiero a cuidarnos física, sentimental, emocional, psicológica y espiritualmente. Cuesta mucho encontrar un balance entre todos nuestros aspectos y nuestras facetas pero no es imposible (espero).

17. A veces no nos damos cuenta, pero somos inspiración para alguien más. Puede que en este momento no lo sepamos, pero hay alguien por ahí queriendo ser como nosotros. Dejemos que sea por las razones correctas. ;)

18. "La venganza nunca es buena, mata el alma y la envenena." Y es cierto, porque vivir pendiente de alguien que nos hizo daño, buscando que algo le pase o buscando hacerle algo, nos daña más a nosotros que a ellos. Y, realmente, vivir con sed de venganza y con odio en el corazón no borra lo que nos hayan hecho, no desaparece de nuestras vidas. Pero sí podemos buscar superarlo cada día y aprender de eso. 

19. Todos, hombres y mujeres igual, vamos a besar sapos o ranas antes de encontrar a lo que muchos llamamos "el amor de la vida". De todos los sapos o ranas aprenderemos a saber qué queremos (o qué no) de alguien. 

20. Siempre es bueno tener motivaciones. Tipo "yo quisiera tener el cuerpo de P!nk" y así, pero también es bueno tener presente que nunca nos vamos a ver como alguien más. Por eso somos únicos e irrepetibles. Podemos aceptarnos, abrazarnos y amarnos tal y como somos.

21. Cumplir años es de lo más alegre que hay en el mundo. La edad es solo un número pero la vida es muchísimo más que eso y debemos aprender a estar agradecidos por todas las lecciones que cada año nos deja. 

22. Quedarse callado y no discutir a veces es la mejor opción. Hay situaciones que no valen tanto la pena como para herir susceptibilidades o dañar una bonita amistad. 

23. Hay personas que valen la vida entera y si tenemos a esas personas iluminando nuestras vida, debemos saber apreciarlas y no asumir que siempre estarán ahí para nosotros. Saber agradecer por la presencia y la luz de las personas que le dan un toque especial a nuestros días, es esencial.

24. Nuestra familia no es perfecta, al igual que nosotros, todos somos humanos imperfectos. En todas las familias existen conflictos y diferencias, pero la unión siempre es más importante. Aprendamos a perdonar las ofensas, a resolver los problemas, a respetar las diferencias y amar eso que hace especial a todos y cada uno de ellos.

25. Comer cereal (mejor si es Choco Krispis con leche fría) es aceptable a cualquier hora. Dejemos que ese niño interior siempre siga vivo.

26. Ser sensible no es algo malo. Al contrario, tener la habilidad de sentir todo con tanta intensidad le da un sentido increíble a la vida. Ojo, que una cosa es ser sensible o susceptible y otra muy diferente es querer pasar por víctima siempre.

27. Los mejores consejos nos lo da siempre nuestra mamá. Ese ser increíble que nos dio la vida y que, tengamos la edad que tengamos, nos cuida, nos protege y siempre está dispuesta a tendernos una mano. Ese ser tan increíble, siempre va a querer lo mejor para nosotros y es por eso, que sus consejos siempre son acertados, desinteresados y llenos del amor más puro del mundo.

28. Saber sonreír aun cuando estamos tristes no significa que seamos hipócritas o que escondamos nuestros verdaderos sentimientos. A veces sonreímos siempre porque sabemos que estamos luchando por salir adelante.

29. Todo tiene su tiempo y su lugar. Querer adelantarnos a situaciones que aún no nos tocan vivir puede llevarnos a decepciones y frustraciones que tampoco necesitamos.

30. Esta lección la dejé de último porque ha sido la más importante para mí. Más que una lección, es una afirmación de vida: Dios es el centro de mi vida. Sentirme cerca de Él me da paz, me hace amar con más profundidad a mis amigos y familia, le da ha dado un sentido totalmente nuevo a mi pequeña existencia.

BONUS: Les prometo que el Vick's Vaporub sí es bueno para TODO.





Joyce, la amargada. ✌😎