lunes, 16 de marzo de 2015

Hoy vi su foto

No esperaba empezar mi día así.
Hace aproximadamente un año que decidí no saber nada de él nunca más.
Y, de repente, ahí estaba en mi newsfeed de Facebook. ¿Cómo llegó ahí?

Todo empezó hace casi cinco años, cuando una amiga nos presentó y esa famosa "chispa" era imposible de esconder. Nos vimos los siguientes 5 días, esas "mariposas en el estómago" eran adictivas y no quería perderlas. No sé si él pensaba o sentía lo mismo, pero en ese momento todo parecía ser recíproco, era perfecto.

Luego de esos 5 días perfectos y encantadores, no supe nada de él por dos semanas y cuando estaba a punto de dar por perdida la situación, lo vi otra vez. Me explicó que acababa de salir de una relación muy larga y seria que no pretendía lastimarme y yo le creí. Un par de días después, me estaba presentando a su novia. Me quería morir de la vergüenza o pegarle a él por no haber sido honesto desde el principio. Decidí seguir con mi vida y no prestarle más atención pero como buena idiota que era, no dejaba de pensar en las estúpidas mariposas que sentía cada vez que miraba sus enormes ojos verdes.
Ya todo parecía regresar a la normalidad cuando apareció de nuevo, diciéndome que ya no estaba con su novia, que todo había sido un terrible error y empezó todo otra vez desde cero, o algo así.
Cuando parecía que esta vez las mariposas sí tendrían la oportunidad de seguir revoloteando libremente, adivinen qué pasó... Sí, él ya tenía OTRA novia. Ese sentimiento de querer morir por la vergüenza llegó otra vez. Estaba tan enojada con él y conmigo misma que lo saqué de mi vida. En poco tiempo, alguien más se interesó en mí y, aunque nunca fueron las mismas mariposas, yo estaba feliz con esta persona nueva que llegó a mi vida y me hacía sonreír.
Y, otra vez, él apareció pidiendo mi amistad, prometiendo no volver a lastimarme ni defraudarme, y más que nada, respetar la relación que yo tenía en ese momento. Quiero pensar que sí tuvo la intención inicial de cumplir con su palabra, pero como ustedes imaginarán, eso no fue lo que pasó. Nos volvimos los mejores amigos de parranda, él, mi novio y yo. La situación rápido se convirtió en algo imposible de manejar, habían celos, problemas, reclamos y decepciones por todos lados. Me quedé sin novio y él como muy buen amigo, me apoyó y me hizo compañía. Empezaba a verlo, de verdad, como mi mejor amigo pero noté que realmente ya íbamos por la tercera vuelta de ese juego raro que él y yo teníamos.
¿Cómo fui tan pendeja?
La tercera vuelta nos duró más tiempo y, otra vez, pensé que podría funcionar. Me pidió que le prometiera que lo amaría por siempre, hice la promesa y ese mismo día me presentó a su nueva novia. ¿Cómo? ¿Qué había pasado?
Esta tercera novia duró solo unos días pero gracias a ella no pude volver a confiar en él, estaba segura que siempre me lastimaría. Aún así, decidí que prefería tenerlo como amigo a no tenerlo en absoluto, por lo que la amistad y la parranda seguían ahí. Para mi pesar, las mariposas seguían ahí también. Mientras yo intentaba ignorar a las dichosas mariposas, él seguía con un desfile de novias que no le duraban ni el par de semanas.
Un día, con alcohol de por medio, hablamos sobre todo lo que había pasado en nuestras vidas en el año y medio que llevábamos ya de compartir tanto y él, otra vez, confesó estar enamorado de mí. Las estúpidas mariposas le ganaron a la sensatez, por lo que yo decidí intentar una última vez. No pasó ni una semana cuando la sensatez regresó a mí y pude reconocer que él no era bueno para mí. Él no era para mí, en absoluto. Y lo dejé ir, con todo y mariposas.
Desde entonces lo vi muy poco y, las pocas veces que lo vi, sabía que deseaba lo mejor para él y que había tomado la decisión correcta.

Intenté hacer la historia corta, en esos dos años que pasé en ese juego sin sentido con él, llegué a quererlo más de lo que esperaba y le lloré más de lo que necesitaba y, a veces, me dolía haberme alejado de él de esa forma, a veces más de alguna mariposa quería revivir. Pero él era, más que nada, algo que nunca me volví a permitir.

Hoy vi su foto.
No pude evitar preguntarme ¿cómo estará ahora? ¿será feliz?
Pero me di cuenta que sea cual sea la respuesta a esas preguntas, ya no me interesa.
Las cosas y las personas están dónde deben estar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario