¿Saben cómo hay lugares que sabemos que son peligrosos aunque no los conozcamos totalmente? ¿O algunos animales que sabemos que son bonitos de lejitos nada más? Pues así hay gente también.
Es esa gente que pareciera tener un gran rótulo que dice "Cuidado" en la frente. Es esa gente que todo el mundo te advierte y te dice "no salgas con él, te va a lastimar". Es esa gente que cualquier persona con su sentido común totalmente funcional sabe que es mejor ni voltear a ver.
Pero, como ustedes saben, mi sentido común a veces se me iba de vacaciones y esta es la historia de una de esas veces y de una de esas personas que era una alerta de peligro andando, y aún así, me costó demasiado notarlo y aceptarlo.
La verdad es que, a pesar de que había intentado hacerlo antes, escribir sobre él siempre me costó y a este personaje siempre lo he descrito como "el que me rompió". Sin embargo, pude hablar una pequeña parte de la historia con alguien el fin de semana que pasó y me animé a escribir.
Érase una vez una Joyce mucho más joven que pensaba que ya había vivido todo tipo de situación y que ya conocía suficiente del mundo, una Joyce que pensaba que sabía leer las intenciones de las personas a la primera, una Joyce que no supo ver y/o aceptar que hay personas que no tienen miedo o preocupación de lastimar a los demás.
Esta pequeña Joyce había visto en distintas ocasiones al protagonista de este relato, a quien llamaremos "Voldemort", el innombrable. Aunque la mayoría de veces yo le digo "el hijuelagranputa ese".
Yo sabía que él era uno de esos peligros andando, había escuchado mil quejas de lo descarado y de lo cruel que podía llegar ser y sabía que de lejitos estaba mejor.
A pesar de que siempre nos encontrábamos en los mismos lugares y de que conocíamos a las mismas personas, nunca habíamos sostenido una conversación ni nada por el estilo. Él era engreído, con aires de ser superior y siempre miraba sobre el hombro a todos aquellos que no conocía bien (a veces a los que sí conocía también), entonces yo era medio invisible para él y eso estaba bien. De hecho, así tuvo que haberse quedado para siempre.
El asunto es que un día dejé de ser invisible, un día me vio y notó que yo existía. A Voldemort le tomó semanas el irse acercando a mi personita hasta que finalmente establecimos una conversación y él de inmediato empezó a invitarme a salir, a mandarme canciones e incluso poemas.
Había algo en él que llamaba mi atención, y luego de todos estos años, no entiendo qué fue realmente y tengo que deducir que era mi poca cordura o mi poco amor propio, o ambos.
Mi muy escaso amor propio hizo que yo confundiera sus intenciones y no me diera cuenta que él, tal vez en ese momento, no buscaba en mí lo mismo que yo buscaba en él.
Me llevó demasiado tiempo aceptar y comprender totalmente que él buscaba en mí un respaldo, un reemplazo, una "distracción" de su última relación.
Y no, no por esto fue que me rompió.
Ustedes saben cómo es la gente y a todos tal vez nos ha pasado que buscamos advertir a alguien de que se encuentra en peligro, entonces empecé a recibir los comentarios de esas personas que ambos conocíamos diciéndome que tuviera cuidado porque Voldemort era irracional y violento.
Obviamente, como yo era estúpida en esa época, yo no les podía creer que alguien que me tuviera así de emocionada y deslumbrada pudiera ser capaz de hacerme daño alguno.
Él empezó a querer limitar lo que yo hacía, a querer controlar mi tiempo y mis amistades, siempre con la bandera de "me preocupo por ti y quiero que estés bien". ¿Por qué no iba a creerle?
Pero me di cuenta en algún momento que era un poco extrema su preocupación por mí y sentía que no la demostraba de la forma correcta, pero quería hacer las cosas bien y estar con él.
Era tan complicado todo y en el fondo de mi corazón, yo sabía que algo no estaba bien, pero cuando intentaba salirme de ese control que él me tenía, cuando intentaba discutirlo o pelearlo, recibía gritos de parte de él que me recordaban que yo no era nadie, que yo ni siquiera era bonita, que yo no era inteligente y que yo debería estar agradecida porque él, siendo obviamente superior a mí, se había fijado en mí.
Como les digo, mi amor propio era inexistente y con él, cada día se desvanecía más. Yo llegué a pensar que merecía esos gritos por no comprenderlo, aceptaba que sus infidelidades seguramente eran por mi culpa, pensaba que las lágrimas que lloraba todos los días y todas las noches eran mi culpa únicamente y justificaba que su abuso psicológico era su forma de demostrar amor.
Pero gracias a esas personas que siempre están pendientes de uno, que me motivaron y me apoyaron, empecé a expresar mi descontento por la forma en que me trataba y la forma en que pretendía llevar la relación. Y entonces todo se fue aún más a la mierda.
Si él me gritaba, yo le gritaba de regreso. Si él me insultaba, yo lo insultaba de regreso. Y yo pensaba que esa era la forma correcta de defenderme y de hacer valer mi punto, cuando todo hubiera sido más simple y más fácil si tan solo hubiera dejado la relación a tiempo.
Entre esas veces que nos gritábamos como idiotas, un par de veces me jaloneó o me empujó, un par de veces me agarró la cara con su gigante mano para "hacer su punto valer". y una sola vez levantó su mano en señal de que iba a pegarme.
Yo sé que haber permitido que me jalara de un lado a otro o que me medio empujara para que dejara de gritarle fue un error gigante que lo llevó a creer que podía pegarme, pero yo seguía sin darme cuenta. Hasta que vi que definitivamente se me acercaba una golpiza inolvidable. Afortunadamente, estábamos afuera de uno de los lugares que frecuentábamos. Así que grité. Grité todo lo que pude, hasta que varias personas llegaron y él nunca pudo darme ni un solo golpe.
No les voy a mentir, se me fue el alma del miedo. Y entonces recordé de las advertencias que alguna vez me hicieron y decidí indagar más.
Me enteré que esa relación que él tuvo antes, había terminado por sus golpes a la pobre chava. Luego de que la relación terminara, ella recibió clases de defensa personal y algunas artes marciales (discúlpenme pero no recuerdo bien), por el miedo que este imbécil le había dejado en la vida.
Me enteré, también, que ella no era la única que le había sufrido este tipo de cosas.
¿Cómo era posible que yo lo viera como todo un príncipe azul cuando claramente era peor que el monstruo del cuento?
Y fue ahí cuando comprendí que él eventualmente me iba a pegar cuando tuviera la oportunidad de hacerlo. Y comprendí, principalmente, que tenía que alejarme de él.
Toda la "relación" fue un drama increíble que intenté resumir lo más posible en este relato, un drama que duró alrededor de un año. Y después de ese año en el que cortamos, regresamos, nos gritamos, nos contentamos, etc., yo estaba lista para velar por más por mí y menos por él.
Sí, él me rompió. Con mi ayuda, pero me rompió.
Después de él, yo perdí la fe en la humanidad y pasé años aislándome de las personas que parecían tenerme un cariño sincero, especialmente de aquellos que buscaban salir conmigo o entablar una relación sentimental conmigo.
Muchos me han preguntado por años si en serio él nunca me golpeó. Y siempre contesto con la verdad "no, nunca me golpeó, no físicamente."
¿Qué fue de él?
No tengo idea, no lo he visto en años y ojalá eso así se mantenga.
Sé que está con alguien más y espero, de todo corazón, que haya cambiado esa forma tan tóxica de ser y que no esté haciendo sufrir a alguien que le ha dado su confianza.
¿Qué aprendí yo?
Que ni siquiera un grito o intento de grito es aceptable de alguien que supuestamente lo quiere a uno.
La violencia psicológica, física o de cualquier tipo debe ser inaceptable en cualquier tipo de relación.
Ah, y mujeres (hombres también, ¿por qué no?) no tengamos miedo de alzar la voz, de pedir ayuda y de saber denunciar cuando estamos siendo víctimas de algún tipo de violencia.
Joyce, la amargada. ✌😎
Es esa gente que pareciera tener un gran rótulo que dice "Cuidado" en la frente. Es esa gente que todo el mundo te advierte y te dice "no salgas con él, te va a lastimar". Es esa gente que cualquier persona con su sentido común totalmente funcional sabe que es mejor ni voltear a ver.
Pero, como ustedes saben, mi sentido común a veces se me iba de vacaciones y esta es la historia de una de esas veces y de una de esas personas que era una alerta de peligro andando, y aún así, me costó demasiado notarlo y aceptarlo.
La verdad es que, a pesar de que había intentado hacerlo antes, escribir sobre él siempre me costó y a este personaje siempre lo he descrito como "el que me rompió". Sin embargo, pude hablar una pequeña parte de la historia con alguien el fin de semana que pasó y me animé a escribir.
Érase una vez una Joyce mucho más joven que pensaba que ya había vivido todo tipo de situación y que ya conocía suficiente del mundo, una Joyce que pensaba que sabía leer las intenciones de las personas a la primera, una Joyce que no supo ver y/o aceptar que hay personas que no tienen miedo o preocupación de lastimar a los demás.
Esta pequeña Joyce había visto en distintas ocasiones al protagonista de este relato, a quien llamaremos "Voldemort", el innombrable. Aunque la mayoría de veces yo le digo "el hijuelagranputa ese".
Yo sabía que él era uno de esos peligros andando, había escuchado mil quejas de lo descarado y de lo cruel que podía llegar ser y sabía que de lejitos estaba mejor.
A pesar de que siempre nos encontrábamos en los mismos lugares y de que conocíamos a las mismas personas, nunca habíamos sostenido una conversación ni nada por el estilo. Él era engreído, con aires de ser superior y siempre miraba sobre el hombro a todos aquellos que no conocía bien (a veces a los que sí conocía también), entonces yo era medio invisible para él y eso estaba bien. De hecho, así tuvo que haberse quedado para siempre.
El asunto es que un día dejé de ser invisible, un día me vio y notó que yo existía. A Voldemort le tomó semanas el irse acercando a mi personita hasta que finalmente establecimos una conversación y él de inmediato empezó a invitarme a salir, a mandarme canciones e incluso poemas.
Había algo en él que llamaba mi atención, y luego de todos estos años, no entiendo qué fue realmente y tengo que deducir que era mi poca cordura o mi poco amor propio, o ambos.
Mi muy escaso amor propio hizo que yo confundiera sus intenciones y no me diera cuenta que él, tal vez en ese momento, no buscaba en mí lo mismo que yo buscaba en él.
Me llevó demasiado tiempo aceptar y comprender totalmente que él buscaba en mí un respaldo, un reemplazo, una "distracción" de su última relación.
Y no, no por esto fue que me rompió.
Ustedes saben cómo es la gente y a todos tal vez nos ha pasado que buscamos advertir a alguien de que se encuentra en peligro, entonces empecé a recibir los comentarios de esas personas que ambos conocíamos diciéndome que tuviera cuidado porque Voldemort era irracional y violento.
Obviamente, como yo era estúpida en esa época, yo no les podía creer que alguien que me tuviera así de emocionada y deslumbrada pudiera ser capaz de hacerme daño alguno.
Él empezó a querer limitar lo que yo hacía, a querer controlar mi tiempo y mis amistades, siempre con la bandera de "me preocupo por ti y quiero que estés bien". ¿Por qué no iba a creerle?
Pero me di cuenta en algún momento que era un poco extrema su preocupación por mí y sentía que no la demostraba de la forma correcta, pero quería hacer las cosas bien y estar con él.
Era tan complicado todo y en el fondo de mi corazón, yo sabía que algo no estaba bien, pero cuando intentaba salirme de ese control que él me tenía, cuando intentaba discutirlo o pelearlo, recibía gritos de parte de él que me recordaban que yo no era nadie, que yo ni siquiera era bonita, que yo no era inteligente y que yo debería estar agradecida porque él, siendo obviamente superior a mí, se había fijado en mí.
Como les digo, mi amor propio era inexistente y con él, cada día se desvanecía más. Yo llegué a pensar que merecía esos gritos por no comprenderlo, aceptaba que sus infidelidades seguramente eran por mi culpa, pensaba que las lágrimas que lloraba todos los días y todas las noches eran mi culpa únicamente y justificaba que su abuso psicológico era su forma de demostrar amor.
Pero gracias a esas personas que siempre están pendientes de uno, que me motivaron y me apoyaron, empecé a expresar mi descontento por la forma en que me trataba y la forma en que pretendía llevar la relación. Y entonces todo se fue aún más a la mierda.
Si él me gritaba, yo le gritaba de regreso. Si él me insultaba, yo lo insultaba de regreso. Y yo pensaba que esa era la forma correcta de defenderme y de hacer valer mi punto, cuando todo hubiera sido más simple y más fácil si tan solo hubiera dejado la relación a tiempo.
Entre esas veces que nos gritábamos como idiotas, un par de veces me jaloneó o me empujó, un par de veces me agarró la cara con su gigante mano para "hacer su punto valer". y una sola vez levantó su mano en señal de que iba a pegarme.
Yo sé que haber permitido que me jalara de un lado a otro o que me medio empujara para que dejara de gritarle fue un error gigante que lo llevó a creer que podía pegarme, pero yo seguía sin darme cuenta. Hasta que vi que definitivamente se me acercaba una golpiza inolvidable. Afortunadamente, estábamos afuera de uno de los lugares que frecuentábamos. Así que grité. Grité todo lo que pude, hasta que varias personas llegaron y él nunca pudo darme ni un solo golpe.
No les voy a mentir, se me fue el alma del miedo. Y entonces recordé de las advertencias que alguna vez me hicieron y decidí indagar más.
Me enteré que esa relación que él tuvo antes, había terminado por sus golpes a la pobre chava. Luego de que la relación terminara, ella recibió clases de defensa personal y algunas artes marciales (discúlpenme pero no recuerdo bien), por el miedo que este imbécil le había dejado en la vida.
Me enteré, también, que ella no era la única que le había sufrido este tipo de cosas.
Y fue ahí cuando comprendí que él eventualmente me iba a pegar cuando tuviera la oportunidad de hacerlo. Y comprendí, principalmente, que tenía que alejarme de él.
Toda la "relación" fue un drama increíble que intenté resumir lo más posible en este relato, un drama que duró alrededor de un año. Y después de ese año en el que cortamos, regresamos, nos gritamos, nos contentamos, etc., yo estaba lista para velar por más por mí y menos por él.
Sí, él me rompió. Con mi ayuda, pero me rompió.
Después de él, yo perdí la fe en la humanidad y pasé años aislándome de las personas que parecían tenerme un cariño sincero, especialmente de aquellos que buscaban salir conmigo o entablar una relación sentimental conmigo.
Muchos me han preguntado por años si en serio él nunca me golpeó. Y siempre contesto con la verdad "no, nunca me golpeó, no físicamente."
¿Qué fue de él?
No tengo idea, no lo he visto en años y ojalá eso así se mantenga.
Sé que está con alguien más y espero, de todo corazón, que haya cambiado esa forma tan tóxica de ser y que no esté haciendo sufrir a alguien que le ha dado su confianza.
¿Qué aprendí yo?
Que ni siquiera un grito o intento de grito es aceptable de alguien que supuestamente lo quiere a uno.
La violencia psicológica, física o de cualquier tipo debe ser inaceptable en cualquier tipo de relación.
Ah, y mujeres (hombres también, ¿por qué no?) no tengamos miedo de alzar la voz, de pedir ayuda y de saber denunciar cuando estamos siendo víctimas de algún tipo de violencia.
Joyce, la amargada. ✌😎