martes, 28 de agosto de 2018

Procesos

Todos siempre estamos pasando por algún proceso y en este nuevo  proceso que me ha tocado vivir, que no ha sido fácil y que no parece tener solución aún, aprendí aún más de mí misma. 

Suficiente me ha costado sanar mis heridas como para esconder las cicatrices.

No, esas cicatrices son parte de quién yo soy y de cómo llegué a serlo.

Son testimonio de mi fuerza y de mi amor propio.

Y es que a todos les gusta verte cuando sos un desastre, porque así es más fácil verse a ellos mismos (que pueden ser un desastre más grande en el momento), pero cuando se trata de apoyar, de ayudar, de dar una mano... Nadie.

Y es triste pero a mucha gente le gustamos solo cuando estamos mal.

Por eso nos toca vivir nuestra reconstrucción solos y es mejor así, nos podemos dar el lujo de diseñarnos, de moldearnos y de darnos la oportunidad de ser todo eso que siempre quisimos ser.

No, no es fácil. Pero aprendemos tanto de nosotros mismos y de cómo ser felices con nada, con nadie... Todo lo que viene después a nuestras vidas es mágico, es una bendición y sabemos qué esperar, qué tolerar y a quiénes dejar entrar.

Este proceso no ha sido fácil, pero sé que valdrá la pena. 

Hasta la próxima, my darlings. 🤘🏻😎

No hay comentarios:

Publicar un comentario