jueves, 15 de agosto de 2019

Madrugada

Hace ya mucho tiempo que escribí sobre mi depresión y cómo he vivido con ella. Y aunque he pasado mucho tiempo negándolo, hoy tuve que aceptar que la depresión ahí sigue y lleva meses haciéndome la vida demasiado difícil.

Claro, yo esperaba seguir con una actitud positiva e ignorar todo, esperando irla superando pero acá estoy, más de las 4am, llorando sola y en la oscuridad, mientras intento escribir esta entrada.

Y es que no es nada fácil, esta desesperación cada día es más grande y siento que acaba conmigo, siento que mi corazón ya no tiene fuerza para aguantar a mi mente y el dolor que siento en el pecho cuando respiro es cada día más fuerte.

No hablo al respecto con nadie, no quiero desesperar a la poca gente que considero cercana. Intenté hacerlo hace no mucho tiempo, pero esa persona dejó de hablarme porque prefirió no creer que todo esto que siento es real.

Nunca me había sentido tan sola, tan vacía, tan perdida.

La mayoría de días, yo me repito a mí misma la cantaleta de los demás, ya saben, "no estés triste", "no tenés por qué estar deprimida, si no te falta nada", "hay personas con problemas más serios que tú y no se ponen así", "sonreí, ya vendrá otro día mejor", etc., pero hay días en que no puedo siquiera levantarme, no lo puedo evitar.

No espero que me digan nada, de hecho, por favor no lo hagan. Solo quienes han llegado a este punto, podrían entender y esas personas saben perfectamente, que no hay palabras que alcancen. Pero sí les voy a pedir algo pequeñito, cuando vean a alguien a quien le cueste sonreír, alguien con más ojeras que nunca, alguien que simplemente no se ve como sí mismo... denle un abrazo, puede que lo necesite más de lo que se imaginan.

Y, bueno, ya me desahogué por hoy, ya pararon las lágrimas y creo que puede ser buena hora para intentar dormir, aunque sea solo un rato.

Hasta la próxima, my darlings. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario