miércoles, 30 de abril de 2025

Elijo al gato

 Qué nervios, qué emoción... empezando a redactar esta entrada, me doy cuenta que es la #100. De dónde saco tanta babosada, saber, pero qué alegre y espero sean muchas más. 


Pero hoy sí, a lo que vamos, el relato culero del día. 


Hace algún tiempo, conocí a alguien en alguna dating app (ya saben que me ahorro detalles e identidad para luego también ahorrarme problemas je je), empezamos a platicar un poco cada día y aunque confieso que no era mi tipo porque yo, super atarantada, pensé que era el oooootro man que salía en su foto. Para cuando ya me agregó en WhatsApp pensé "ahquelachingada" pero la verdad es que era interesante y agradable platicar con él y asumí que podía ser una invitación de la universa a darle chance a alguien que no cumplía con mis patrones de siempre (ya que seguir dicho patrón tampoco me había llevado a nada bueno). 


No duró mucho el tiempo de conocernos, la verdad, y fue por algo muy en específico: en alguna de nuestras conversaciones, me dejó claro que él no ve el cariño hacia una mascota como algo positivo, que es algo que no tolera y que le parecía bonito que tuviera mi gato pero que jamás iba a aceptar que mi gato fuera prioridad antes de él... "eventualmente, tendrás que elegir entre el gato y yo". 

Les juro que estaba totalmente impactada y me reí bastante porque genuinamente pensé que estaba bromeando, pero cuando noté que estaba hablando en serio, no pude evitar responder un "no hay necesidad de esperar al tal 'eventualmente'... yo de una vez elijo al gato". 


La comunicación murió, no volví a saber nada él y estoy perfectamente bien con eso. 


Aprendí, también, que mis prioridades personales no van a cambiar y no son modificables de acuerdo a alguien y, con mucha vergüenza, recuerdo que a veces las moldeé para encajar con algún man que al final tampoco me eligió. 

Así que, con mucho orgullo ahora, puedo decir claro y fuerte que elijo al gato. 


Hasta la próxima, my darlings!

lunes, 24 de febrero de 2025

El Doble Identidad

 Les prometo que este relato se merecía, por mucho, una entrada en el blog y a pesar de que pasó hace años, me sigo riendo de la audacity del individuo. 

Hace unos años cuando nos encontrábamos encerrados porque pandemia y cuarentena interminable, yo estaba asimilando que, una vez más, alguien me había ghosteado.

Pero entonces una de mis mejores amigas, la llamaremos la pequeña Ana, me habló con cierta ilusión y emoción porque conocía a alguien perfecto para mí, me lo describió como alguien guapo, trabajador, buena persona y con toda la intención de tener, por fin, una relación bonita. Me contó que hace años él no buscaba ningún tipo de relación seria y que pensaba más en encuentros fugaces pero que ya no quería seguir jugando al chile alegre y estaba listo para algo formal... ella rápido pensó en mí. 

Obviamente, sonaba todo muy bonito pero... ¿era demasiado bonito para ser verdad? 

En serio, que esa dinámica en especial era muy nueva para mí, he tenido perfil de Tinder pero era diferente a que alguien más esté haciendo de cupido, la verdad. 

Sea como sea, confié en el instinto y criterio de la pequeña Ana y acepté que le diera mi número. 

Él, a quién llamaremos Ignacio, inmediatamente me empezó a hablar y era impresionante lo bien que nos llevábamos. Obviamente, me invitó a salir, pero diciéndome que sus horarios de trabajo eran muy complicados, por lo que únicamente tenía tiempo libre por las noches o fines de semana. 

En esa época, había toque de queda y no se podía salir de noche, así que él muy inteligente, decidió que era buena idea invitarme a que nos viéramos un fin de semana... en su casa... solos los dos... y que por el toque de queda, me iba a tener que quedar... 

¿CÓMO VAN A CREER?

Yo con platicar en WhatsApp estaba tranquila. 😂 

Y me dio mal feeling, la verdad... por lo que pedí ayuda a mi mejor amigo que parece agente del FBI pensando que tal vez tenía a alguien en común con él que pudiera darle referencias o algún tipo de feedback, le mandé las fotos que me había compartido y el nombre. En menos de diez minutos mi amigo tenía resultados de su exhaustiva búsqueda en redes sociales... 

En efecto, el tipo era un red flag andando (¿aplica como red flag o ya es una verdadera mierdita?)... Resulta que Ignacio ni siquiera era su nombre. Aparte del nombre, el tipo estaba casado desde hace más de diez años y la pobre esposa en Facebook publicaba cuánto lo extrañaba cada vez que él tenía que salir de viaje por su trabajo los fines de semana. PLOP. 

En fin que fui a hablar con la pequeña Ana sobre el descubrimiento de mi mejor amigo y ella estaba tan sorprendida como yo, ella que lo conocía de hace 8 años (creo), platicaban seguido y siempre pensó que su nombre era Ignacio y tampoco sabía que estaba casado. Es más, hasta había salido con él un par de veces. 

Obviamente, ambas bloqueamos al tipo inmediatamente. 

Todo esto que les cuento, pasó apenas en unas horas.

Pero en fin, a pesar de que siempre me dan risa este tipo de cosas que pasan y que sé que a más personas les han pasado (no necesariamente con la misma persona), las lecciones de esta experiencia son muy puntuales:

1. Esa pequeña alerta que sentí que me dijo que algo estaba mal ahí, tenía razón (ojo de loca no se equivoca). Hacerle caso a nuestro instinto es vital. 

2. La confianza no es algo que podamos regalar tan fácilmente y eso está bien. Al final, nuestra seguridad y bienestar siempre son prioridad. 

3. No todas las personas son malas... PERO tampoco todas las personas son buenas o tienen buenas intenciones. 


En fin, eso es todo por hoy, my darlins. Hasta la próxima. 😎✌🏻️



miércoles, 12 de febrero de 2025

The Comeback

 Hola, soy yo de nuevo. 

Para los que me leyeron en este espacio desde el principio, saben que todo inició como una broma, una forma de reírme y buscar hacer reír a los demás, y que escribía principalmente de los casos insólitos, divertidos, indignantes y hasta ridículos de mi gran travesía en el "dating world". 

Sin embargo, cosas pasaron y terminé escribiendo acá como un verdadero diario, usando mi blog como una herramienta y ayuda para trabajar en mi salud mental en momentos que no fueron tan divertidos. 

Hoy, ya pasaron casi dos años de aquella crisis existencial, ya pasaron casi 4 años de la histerectomía y los tumores (el merequetengue haha), más de 5 años de haber salido de aqueeeella relación llena de violencia... y no puedo evitar más que sentirme agradecida por seguir acá, viva y escribiéndoles otra vez. 


Así que haciendo un "back to basics", hoy inauguro el regreso de este su humilde blog en el que les iré contando qué chingados pasa con mis intentos de "dating life". Como siempre, todos los nombres y detalles de otras personas se protegerán lo más posible. 


En fin, eso es todo por hoy, my darlings.