lunes, 6 de marzo de 2017

Detox Emocional

Ya es un poco tarde, yo sé, pero para este año me he propuesto hacer un detox emocional.
Les cuento:

Hace muchos años me rompieron el corazón y, aunque siempre intenté no darle mucha importancia, sé que todo lo sucedido con esas personas me cambiaron la vida para siempre e indirectamente me llevaron a un mini breakdown que tuve hace poco.

Sucede que el chavo que me gustaba decidió hacerme caso, me invitaba a salir, me escribía o llamaba todo el tiempo y yo sentía que finalmente había llegado a mí el mentado príncipe azul y que los dos o tres noviecitos que había tenido antes de él, ya ni valían la pena (por si alguno me está leyendo, sorry).

Todo se derrumbó un día que salimos con nuestro grupo de amigos. Él me pidió que nos juntáramos antes solo los dos para platicar y yo juraba que era porque AL FIN me iba a pedir que fuera su novia. Ilusa yo.
Resulta que él me citó antes para decirme que no podía seguir saliendo conmigo en plan romántico pero que sí teníamos una conexión muy buena y que quedáramos como mejores amigos. ¿Mejores amigos? 
Obviamente le expresé mi descontento y confusión ante su decisión y él, desesperado creo, me dijo que yo era de las peores personas que había conocido, que era una bruja, manipuladora, insensible, entre otras cosas... 
Y aquí el twist: cuando llegaron todos los demás, él fue directo con una de mis amigas y le dio un beso digno de Fernando Colunga  y Thalia y se hicieron novios en ese momento. Sí, yo ahí viendo todo. Los quería matar a los dos. 
Con el paso del tiempo, me di cuenta que todo el mentado grupo de amigos procesó la información demasiado bien, no había sorpresa, no había confusión, no habían preguntas al respecto, nada. 
Y entonces, me enteré que todos (ok, no todos pero sí la mayoría) sabían exactamente lo que pasaría aquel terrible día, todos habían participado y ayudado a organizar lo que había pasado. 

Y ahí fue donde se me terminó de romper el corazón. 

No me dolió solo un cerote que se dedicó a hacerle este tipo de cosas a cuantas chavas pudo (algún día hablaremos de él más detenidamente), me dolió la gente que yo consideraba amiga en ese momento. 

Me di cuenta que era "mi culpa" porque confiaba mucho en los demás, porque me dejaba llevar por lo que veía únicamente y no investigaba más y, pues, porque tomaba malas decisiones. 

Después de esto, yo ya no quería seguir tomando decisiones y dejé que muchas personas las tomaran por mí, buscaba a alguien que considerara cercano y le contaba mis historias como buscando aprobación o algún consejo e ignoraba lo que yo realmente pensaba o sentía.
Dejé que la opinión de los demás se hiciera más fuerte que todo y dependía de eso para "tomar mis decisiones". 

Con el tiempo, las personas que me rodean han cambiado pero mi actitud de adolescente insegura, lamentablemente, ha seguido conmigo. 
He dejado que comentarios como "esa chava es muy mierda para ser tu amiga", "ese cerote no vale la pena porque hace diez años que lo vi por última vez era un idiota", "ese chavo está loco y no te conviene, ya ni le hables" etc., afectaran mi toma de decisiones.
Y lo peor, me permití creer que este tipo de opiniones de los demás pesaba más que mi propia visión de las cosas.

Empecé a analizar todo esto desde hace unos días, gracias a una opinión/consejo, que me sonó más como a orden, que recibí de alguien. Y aunque en su momento le dije "sí, yo sé", luego me empecé a enojar más y más, o sea, ¿quién le dio el poder a esta persona de decirme qué hacer?´
Y adivinen... sí, fui yo, yo le di ese poder.
Esta persona, entre muchas más, piensa que tiene el poder de influenciar mis decisiones y mandar sobre lo que YO, y solo yo, puedo sentir.

No me mal interpreten, yo sé que la mayoría de gente busca ayudar al dar un consejo y al emitir su opinión, porque le tienen cariño a uno.

Entonces entre mi análisis regresé hasta la historia que les conté al principio, porque extraño ser la ilusa que espera más de los demás, la ilusa que no cree en el chisme que le cuentan de alguien porque quiere ver más allá, la ilusa que, entre todo, tomaba sus propias decisiones sin ayuda de los demás.

Me toca, entonces, hacer un detox emocional y alejarme de toda aquella persona que solo me llene de chismes, de envidia, de mentiras, de burlas, de actitudes negativas.

Porque, al final, sé que me voy a equivocar en el camino pero haberlo hecho será, de ahora en adelante, asunto mío.
Yo sé que voy a estar bien. 

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