jueves, 11 de noviembre de 2021

11 de noviembre, 2021

 Hoy no fue un día fácil. 

Lloré mucho por lo que estoy perdiendo. Y es que creo que el problema está precisamente en que lo veo de esa manera. 

No sé si alguna vez yo iba a tener la suerte de dar vida, no sé si alguna vez iba a estar en las condiciones adecuadas. Siempre quise creer que sí llegaría ese día. Sabía hasta qué nombre tendría mi hijo, qué canción le cantaría, con qué melodía bailaríamos, una idea, aunque muy vaga, de cómo sería mi estilo de crianza... Y en menos de cinco minutos todo eso se esfumó. 

Pero evito pensar mucho en eso, mi prioridad debe ser mi salud y recuperarme totalmente. Sé que pronto será así. 

Para mientras, he empezado a amar muchas cosas de mí que antes no me gustaban. Mis manos, por ejemplo, siempre me parecieron feas y no me gustaba verlas. Ahora las miro todo el día, las encuentro tan hermosas. Más allá de cómo se ven, amo todo lo que puedo hacer con ellas, las creaciones que gracias a ella me permito hacer en la cocina, mi verdadera pasión. 

Mi voz tampoco me gustaba y ahora estoy fascinada con ella, mis amigos cercanos pueden dar fe de cuántas notas de voz envío ahora, a pesar de que antes las odiaba. Y es que mi voz, me permite comunicarme a la perfección. 

Cada día encuentro algo de mí que me enamora y esa es una lección que no esperaba recibir pero que tampoco me molesta. 

Yo sé. Yo sé que no tiene nada que ver una cosa con otra, pero esa es mi lucha diaria. Dejar de pensar en lo que me entristece para enfocarme en lo bonito que tengo. Intentar con todas mis fuerzas no dejarme vencer por el desánimo para que mi recuperación no sea aún más dolorosa. 

Sé que cuando mi cuerpo esté recuperado, podré seguir tratando este duelo, esta tristeza. 

Pero por ahora, solo sé que todo va a estar bien. 

Todo va a estar bien. 

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