miércoles, 24 de noviembre de 2021

El merequetengue

 Me ha costado muchísimo poder llamar a mi merequetengue por su nombre... Ha sido muy difícil poder asumirlo y poder digerirlo. 

Sabía que esta entrada de blog vendría, pero me sigue costando escribirla y no sé cuánto tiempo me lleve hacerlo.

Pero voy a iniciarla contando lo orgullosa que me siento de cómo he salido adelante en estos días, de cómo mi cuerpo ha respondido positivamente a todos los cambios tan fuertes y cómo mi recuperación ha ido mejor de lo que pensé. 

Entré a operación a las 9am y a las 11:10 estaba despertando, no esperaba el dolor tan terrible que vendría en ese momento y, al mismo tiempo, pensé que ese dolor jamás se iba a ir. 

Para poder darle al merequetengue su nombre real, necesito regresar en el tiempo y contar sobre el día que me cambió la vida para siempre. 


31 de agosto del 2021

Me desperté a las 5am y a pesar de que todavía estaba oscuro, me levanté para ir a sentarme a mi sala. Lamentablemente, al hacerlo sentí un dolor extraño en mi pierna pero asumí que estaba durmiendo mal o que mi cama ya estaba muy vieja y necesitaría cambiarla para dormir más cómodamente. 

Si embargo, el dolor pasó a ser una incomodidad horrible, sentía la pierna pesada, la sentía entumecida y no podía apoyarla completamente. 

Para la 1pm de ese día, yo sabía que tenía que ir al hospital porque tenía miedo que fuera algo muy serio y que no verlo a tiempo pudiera costar mi salud, mi pierna o mi vida. 

Mi instinto tenía razón, llegué al hospital y, a pesar de ser un hospital de buen nombre, se tardaron tanto en atenderme, que me generaba aún más ansiedad y preocupación de la que ya sentía. 

Finalmente llegó un médico tras otro a hacerme exámenes preliminares e intentar adivinar qué estaba pasando conmigo. Como ya me había pasado en algunas ocasiones en este año, todos los que pasaron también preguntaron si estaba embarazada. Estaba ofendidísima. 

Para poder darme un diagnóstico oficial, ordenaron que me hicieran un Doppler venoso (un tipo de ultrasonido que se hace en las extremidades con el fin de producir imágenes de las venas y se usa principalmente para buscar coágulos de sangre que estén complicando la circulación de la sangre), un examen completo de sangre y un ultrasonido abdominal completo. 

Recibí el diagnóstico una hora después, tiempo que pasé canalizada y recibiendo suero. Las palabras de la doctora fueron directas: tenía una trombosis venosa profunda en la pierna izquierda. Estaban sorprendidos de cómo entré caminando al hospital y cómo yo repetía que no sentía dolor, sino solo incomodidad. 

Pero eso no era todo, tenía también una anemia severa, con mi nivel de hemoglobina en 8, cuando debería estar entre 12 y 16. La hemoglobina es una proteína que se encuentra en los glóbulos rojos y que se encarga de transportar oxígeno a los órganos y tejidos del cuerpo, así como transporta dióxido de carbono desde los órganos y tejidos hacia los pulmones. 

Y eso, aún no era todo. Gracias al ultrasonido abdominal completo, me encontraron un mioma uterino. La doctora hizo algún tipo de broma sin gracia, realmente, sobre cómo ella esperaba que fuera un embarazo el que estuviera escondiendo (en serio, ni cómo explicar las ganas de golpearle el rostro en ese momento) pero al ver falta de risa o respuesta a su imprudencia, procedió a explicar que este mioma podría ser el causante tanto de la trombosis como de la anemia. 

La solución era simple, según explicó la doctora, debían ponerme tratamiento intravenoso para deshacer los coágulos, hacerme transfusiones de sangre para nivelar mi hemoglobina y operar inmediatamente el mioma. En ese momento, pensé que nunca iba a salir de ese hospital y que estaría ahí hasta la Navidad. 

Afortunadamente, nos pusimos en contacto con el ginecólogo de la familia y su consejo fue pedir tratamiento ambulatorio para la trombosis y buscar a un especialista para tratarlo directamente y, sobre todo, no seguir dejando que el hospital nos cobrara una fortuna al salir. 

Entonces, me dieron el tratamiento ambulatorio sin haber recibido otro tipo de medicamento, más que el suero que me pusieron en cuanto llegué. Aparentemente, la heparina que yo necesitaba en ese momento me la merecía solo si me quedaba hospitalizada ese día, de lo contrario no. Dos días más tarde me enteré que esa heparina era necesaria haberla recibido en el momento que me diagnosticaron la trombosis. Esta gente cobró una fortuna por las 5 horas que estuve ahí y no pudieron siquiera darme el tratamiento que yo necesitaba en ese momento. Algo sigue sin tener sentido para mí en toda esa situación. 

En fin, pasé dos días muy raros, en los que apenas me podía mover y no se miraba mejora alguna en la pierna. 


2 de septiembre del 2021

Regresé al hospital, pero esta vez a otro hospital, uno más humano, uno donde su foco era atender a los pacientes y no ver cuánto dinero poder cobrarles luego de hacer su trabajo a medias. 

Mi ginecólogo me recomendó al médico internista que empezó a verme y ambos acordaron que era urgente que regresara al hospital a recibir el tratamiento que necesitaba. 

Esta vez, al canalizarme sí me pusieron la heparina que necesitaba, acompañada de inyecciones en el abdomen, todo con el fin de deshacer esos coágulos que tenía en la pierna. Permanecí hospitalizada por 4 días, aprendiendo a tenerme paciencia cada día y a ser muy fuerte. 

Me costaba un mundo dormir porque no podía moverme mucho, lloraba todas las noches porque sentía que nunca iba a estar bien y nunca iba a tener una vida normal otra vez, quería que todo acabara ya... pero también sabía que faltaba mucho y que debía enfocarme en el presente, en mi día a día. 

El tratamiento fue muy efectivo y mi cuerpo estaba reaccionando como debía, así que esa lucecita al final del túnel, que normalmente llamamos esperanza, estaba ahí y brillaba muy fuerte. 


6 de septiembre del 2021

Ya estaba en casa de mi mamá, ella me cuidaba como que era niña aprendiendo a caminar de nuevo y me tuvo más paciencia de la que me tenía yo misma. Empecé a aprender cómo adaptar mis nuevos cuidados a mi rutina diaria... bueno, realmente aprendí a crear una nueva rutina diaria, una rutina que estuviera enfocada en mi salud, en darle la prioridad que merecía y necesitaba. 

Durante mi tiempo de recuperación NUNCA faltó el imprudente que preguntaba cosas fuera de lugar, que aseguraba cosas que ni sabía y tampoco faltó esa gente que me escribió con el único propósito de decirme que ojalá nunca mejorara y al fin me muriera. 

Pero realmente, no tenía tiempo para ponerle atención a esa gente. Mi fuerza de voluntad y mis ganas de mejorar y vivir fueron más grandes y eso es algo de lo que siempre voy a estar orgullosa. 

Con los días, los moretes por las inyecciones, por la canalización, por las sacadas de sangre y demás, fueron pasando hasta desaparecer.

Esperaba que con ellos se fuera la trombosis también pero aprendí que no todo es tan simple. 


23 de septiembre del 2021

Finalmente llegó el día de ir a primer chequeo después de haber salido del hospital y tenía mucho ánimo y mucha fe en que todo estaría bien. 

A pesar de que todo se miraba muy bien y que mi pierna parecía ir progresando cada día, el doctor estaba preocupado porque escuchaba mi corazón muy acelerado y quería saber más. Así que me dejó más exámenes.

El más simple era un examen de sangre para conocer mis niveles de colesterol y triglicéridos. Pensé que saldrían altísimos y que viviría a dieta para siempre. Pero no fue así. 

Me ordenaron también exámenes para descartar enfermedades auto inmunes y enfermedades de las venas, circulación y coagulación de la sangre. El miedo a tener que recibir el diagnóstico de una enfermedad más seria era muy grande y casi no dormí en esos días pensando en los posibles resultados y en cómo mi vida sería diferente al estar consiente de tener que vivir con una enfermedad auto inmune. Pero no fue así. Todo parecía ir bien. 

Finalmente, tenía que pasar 24 horas con un Holter cardíaco para registrar mi actividad cardíaca y saber si había alguna anomalía. Antes de ponérmelo, investigué y encontré todas las cosas que pueden ser detectadas y diagnosticadas a partir de un Holter cardíaco... y otra vez, pasé noches sin dormir, días sin poder respirar bien, pensando en todas las posibles fallas que pudiera tener en el corazón, en los tratamientos que tal vez tendría que tomar, en los procedimientos que tal vez tendría que pasar, en todos los TAL VEZ...


6 de octubre del 2021

Llegué temprano a la clínica a que me pusieran el Holter cardíaco y pretendía pasar todo el día en paz y calma, según yo para ayudar a que los resultados fueran positivos. Estaban TAN equivocada.

Mi día estuvo lleno de drama, disgustos, sorpresas, enojos y finalmente lo terminé llorando desconsoladamente a las 11 de la noche (ahorita ya ni recuerdo por qué tanto llanto) y pensé que los resultados del examen parecerían un sismógrafo fuera de control. Pero no fue así. 

Sí presentaba una taquicardia ocasionada por eventos normales y naturales, pero en términos generales, mi corazón estaba bien y no había nada por qué alarmarse. 

Empecé a vivir más tranquila y buscando regresar a la normalidad, pero siempre sentía ese agujero en el estómago que me recordaba que aún faltaba algo, que aún debía resolver algo... 

Quería sentirme mejor para poder afrontar lo que aún faltaba, esa última cosa de la que no hablaba con nadie y que, de alguna forma, quería evitar porque sabía cuál sería el resultado. Aunque no estuviera confirmado por mi doctor, había una vocecita que me lo decía y yo no lo quería aceptar aún, no estaba lista. 

Pasé días enteros buscando ser feliz y tener en mi memoria días en los que me sentí plena. No funcionaba. Mi ansiedad crecía cada día y estaba afectando toda mi vida. 


3 de noviembre del 2021

Perdí el miedo, o más bien, decidí enfrentarlo. Y fui a la cita que tanto necesitaba con mi ginecólogo (tenía mucho tiempo de no ir con él y sabía que me iba a arrepentir toda la vida por haber sido tan negligente conmigo misma). 

Las palabras que tanto miedo tenía escuchar, finalmente se hicieron oficiales este día. "Te tengo que operar lo antes posible" me dijo, mientras tomaba mi mano y me aseguraba que todo iba a estar bien. Yo sabía bien qué significaba esa operación, por lo que no pude contener el llanto. No he dejado de llorar por eso desde ese día. 

Las palabras del doctor fueron firmes "la matriz está llena de miomas de distintos tamaños y ya no se salva pero todo va a estar bien en cuanto la saque". 

Al igual que la doctora que me vio aquel 31 de agosto, mi doctor pensaba que estos miomas eran los posibles causantes de la trombosis y la anemia.

Muchas personas no entienden el dolor que he sentido y hasta me han dicho "dichosa" por tener que pasar por esto. Personas cercanas a mí, que se supone me conocen y saben que en ningún momento me he sentido dichosa. 

Pero nuevamente, decidí enfocarme en mí y buscar apoyo en quienes desinteresadamente han estado ahí. Descubrí en esta ocasión que estoy rodeada de personas maravillosas, que las he elegido correctamente y que verdaderamente es como dice el dicho: "los amigos son la familia que podemos elegir". 

Desde este día, empecé a filtrar más y más a las personas, no porque sean malas sino porque no los necesito a todos. No necesito opiniones insensibles y comentarios fuera de lugar. No cuando estoy a punto de perder una parte de mi cuerpo.

Empecé a llenar mis días de preparativos para la operación, de planificar qué hacer mientras llega el día, de cosas que quería cocinar antes del procedimiento. 

Estaba más llena de ansiedad que nunca porque no me confirmaban la fecha de la operación y pasaba noches sin dormir pensando en eso. Sí, otra vez. 

Finalmente me confirmaron la fecha y empecé a llevar un conteo regresivo, a recibir las inyecciones que necesitaba los días previos, a sacar comida de mi casa para la casa de mi mamá, a hacer mi maleta oficial para el hospital...


18 de noviembre del 2021

Nunca voy a olvidar esta fecha.

Llegué al hospital el día anterior, llené los formularios de mi ingreso y me acomodé lo más posible para dormir en la camita horrible e incómoda del hospital. Gracias a mi ansiedad me recetaron una pastilla para dormir y poco tiempo después de tomarla, ya no sentí nada. 

Abrí los ojos y ya era de día. Finalmente era el día de mi operación. Estaba nerviosa pero aún adormitada por la pastilla de la noche anterior y así me llevaron a la sala de operaciones. 

En la sala de operaciones ya me esperaba el anestesiólogo, quien entre broma y broma me acomodó en la camilla, chequeó mis signos vitales, puso música y me explicó que empezaría ya a inyectarme para anestesiarme. En un par de minutos me sentí mareada y le dije que cerraría mis ojos ya. 

Abrí mis ojos y pude ver un reloj enfrente mío. Eran las 11:10. Ya había pasado mi operación. Me dolía hasta respirar y quise pedir que me durmieran el resto del día para no sentir. No pude hacerlo. 

Sí perdí sangre durante la operación y me hicieron una transfusión de sangre, la cual duró 8 horas, durante las cuales no me pude mover. Me sentía mareada, sentía náusea, sentía un dolor impresionante en todo el cuerpo. 

Odié a las enfermeras y a la doctora que estaban de turno ese día y esa noche. Estaba demasiado incómoda y sentía una tremenda desesperación.

Mi doctor llegó en la noche, me dijo que no había sido una operación fácil pero que había salido mejor de lo esperado y me confirmó que mi matriz ya no estaba. 


19 de noviembre del 2021

La mejora que sentí al despertar fue tan grande y me sentí más tranquila y, al mismo tiempo, muy orgullosa de mi cuerpo por la lucha que estaba haciendo. 

Sentía más ánimo y sabía que sí iba a estar bien. 

Llegó la doctora de turno y preguntó "¿es su primer bebé?" sentí que la pregunta me caía como un balde de agua fría. Corrigió inmediatamente "ay no, perdón, tú sos la de la histerectomía" y esas palabras me cayeron aún peor. El dolor que sentí al escucharlo tan crudo fue impresionante. 

Y entendí en ese momento que mi "merequetengue" tiene un nombre muy real, un nombre que no me había permitido ni siquiera pensar y que aún me cuesta pronunciar: histerectomía. Fue una histerectomía. 

Saldría del hospital al siguiente día y todo mejoraría. 


25 de noviembre del 2021

Esta es otra fecha que nunca voy a olvidar.

Tengo que ir a que me quiten los puntos de la operación, esperando aún medio nerviosa escuchar solo buenas noticias.

Mi mente me juega muy feo a veces y pienso mil cosas que pueden salir mal mientras voy en camino. Pero no fue así. 

Me quitaron los puntos y mi doctor me indica que todo va muy bien con mi recuperación, me recuerda que tengo que tener paciencia pero que todo va a estar bien. Pero con un brillo en sus ojos me da la mejor noticia del día: luego del examen de patología hecho a los miomas y la matriz que se quitaron durante la operación, oficialmente no hay nada maligno. 

Por primera vez desde aquel 31 de agosto, siento que puedo respirar en paz otra vez.

Decido terminar de escribir esta entrada que inicié en cuanto vine a la casa de mi mamá, saliendo del hospital. He llorado recordando cada paso de esta travesía que por siempre serán los meses en los que salvé mi vida. 

No ha sido fácil asimilar la pérdida y no espero que nadie lo entienda. Por eso mismo, no necesito que me hablen como con lástima, ni voy a tolerar comentarios fuera de lugar en el que me digan que "es mejor así" o que "¿en serio querías tener hijos?" y menos "puedes ser mamá de otras formas" porque solo me voy a alejar para siempre de esas personas. Sé que hay opciones y cuando esté lista emocionalmente, las podré ver. Los desconocidos que todavía me quieran recordar que ojalá me muera, pues sí, algún me voy a morir... como todos. 

Han sido pocos días pero ya tengo una Bucket List de las cosas que quiero al estar recuperada. Cosas que quiero hacer, cosas que quiero lograr, cosas que quiero ver, cosas que quiero aprender... En fin, duele y mucho pero la vida no se me acaba. 

Algún día voy a poder decir "histerectomía" sin llorar. O tal vez nunca lo logre. Pero para mientras, sigo acá. Aprendiendo otra vez a tenerme paciencia, aprendiendo a ver siempre el lado positivo de todo, aprendiendo a no darme por vencida... pero lo más importante, aprendiendo a hacerme a mí misma mi más grande prioridad. 


Si leyeron hasta acá, muchas gracias por ser parte del mundo de esta ya ni tan amargada personita. 


25 comentarios:

  1. Te admiro😉 y la vida sorprende a las personas fuertes y especiales🌻... 💪💪

    ResponderEliminar
  2. He leído cada letra que has escrito en este blog, y estoy convencido que esta entrada es la más impactante. Te admiro mucho.

    ResponderEliminar
  3. Eres una mujer genial, valiente y muy sensata, un ejemplo la verdad

    ResponderEliminar
  4. Te mando un abrazo Joyce, así como dices están los que te desean mal, estamos los que te deseamos todo lo mejor. Me alegro que tu salud va mejorando y te acompaño en tu duro proceso.

    ResponderEliminar
  5. No te conozco, pero te admiro y de corazón te deseo todo lo mejor

    ResponderEliminar
  6. Admiro tu valentía, eres una mujer muy fuerte, sé que aun queda mucho por recorrer en este proceso, pero tengo la certeza que poco a poco todo se irá acomodando. Mis mejores deseos para ti ✨

    ResponderEliminar
  7. Que mujer tan valiente eres, que fuerte sin duda naciste para brillar te mando un abrazo no te conozco pero esta linda red permite leer situaciones tan profundas como esta me alegra vayas teniendo mejora, un día a la vez 🌈

    ResponderEliminar
  8. La vida es un camino, a veces encontramos unas rectas preciosas y ahí nos la bebemos rápido y a veces se convierte en una senda complicada. Deseo de todo corazón que salga adelante y Dios le regale paz !

    ResponderEliminar
  9. Muchas gracias por compartir esta experiencia de vida, porque eso significa, que estás viva y que hay mil y una razones por las cuales dar gracias a Dios por todo.

    ResponderEliminar
  10. Mi Joyce, leí todo y me he perdido de tanto. Ánimo, espero poder verte pronto. Te quiero.

    ResponderEliminar
  11. Decir animos o échele ganas quizás no sirve de nada, pero la admiro, una persona cercana pasó por el mismo proceso y no fue nada fácil, pero todo se supera.

    ResponderEliminar
  12. Gracias a Dios todo esta bien. Animo! Dios es Grande.

    ResponderEliminar
  13. Gracias por compartir, ya se viene la recuperación, leo a una mujer fuerte y luchadora, la próxima sin empacho a sacar la madre parejo a esos médicos y enfermeras que se portan mierdas con uno :)

    ResponderEliminar
  14. De corazón, gracias por compartir tu experiencia, creo que he estado retrasando una cita con la ginecóloga por el miedo ��, deseo que tu recuperación sea pronta y que la bucket list te permita vivir experiencias que guardes en el corazón ��

    ResponderEliminar
  15. Un abrazo que valiente eres, gracias por compartir.

    ResponderEliminar
  16. Vaya, cuanta fuerza y valentía la que has demostrado!! sin duda la vida te tiene preparada miles de cosas maravillosas, el proceso seguro no sera facíl, pero sos una mujer que puede con todo! Un abrazo.

    ResponderEliminar
  17. Hola, gracias por compartir tu diario. Te envío un ramo de flores con olor a mucho amor y con colores de vida, que tu ojos las vean con el alma y tu vida entera siga su camino de la vida. Te quiero sobrina. Tus palabras motivan a ver la vida con otros ojos y ser solidarios donde se necesita. Dios cuide siempre de ti, te otorgue su paz y tebendiga donde quiera que estés....

    ResponderEliminar
  18. Me he identificado con pensar siempre mil cosas y al final no pasan o si pero así es uno, todo el tiempo la gente le va diciendo a uno no seas negativa o por negativa te pasa etcetc. No te conozco pero admiro tu valentía 💚 una mujer fuerte que no se rinde!!! Gracias por compartir.

    ResponderEliminar
  19. Hola nonla conosco en persona, y nunca antes le había comentado nada, pero me tocó fibras sensibles en mi, por que solo las personas que hemos tenido problemas con miomas en el útero al punto de no déjanos tener hijos sabemos lo que eso nos afecta emocionalmente. Solo puedo decirle que el tiempo le dará la tranquilidad que desea, y que en el mundo hay muchas opciones para ser feliz, pero el tiempo le mostrará su camino, animo

    ResponderEliminar
  20. Admirable, pasamos ese camino con mi esposa y se de que habla; si me permite le envio un abrazo y todo pasa por algo 🤗

    ResponderEliminar
  21. Mucha fuerza y sobre todo muchas bendiciones del creador, a seguir adelante en este camino llamado vida.

    ResponderEliminar
  22. Leo ésto mientras me recupero de una miomectomia. Hace unos días le decía a mi pareja: como me gustaría hablar con alguien que haya pasado por lo mismo que yo. Tus palabras le han dado validez a todo lo que siento.

    ResponderEliminar
  23. Gracias por compartir tu historia. No te conozco pero sinceramente le pido a Dios que te regale una vida plena. Te abrazo sinceramente.

    ResponderEliminar
  24. Hola déjame decirte que inicie a seguirte hace pocos días y vine a tu blog, leí cada una de tus palabras y déjame decirte que eres muy valiente, en esas mismas fechas perdimos a un familiar ya no se pudo tratar a tiempo. Saludos

    ResponderEliminar
  25. Gracias por compartir esto tan intimo e importante de tu vida, yo estoy en un proceso de divorcio y he sufrido mucho, pero tus palabras me han fortalecido en cierta forma.

    Gracias

    ResponderEliminar